Sujetos que están en prisión utilizan teléfonos celulares para estafar con el falso otorgamiento de préstamos y premios.
Los delitos los cometen con la complicidad de familiares o amigos, quienes consiguen las líneas celulares, al tiempo que facilitan cuentas bancarias para recibir el dinero estafado, que retiran en efectivo, poco tiempo después de depositado.
El fiscal coordinador de la Unidad de Fraudes, Miguel Ángel Navarro Cordero, manifestó que debido a este modo de operar se reciben unas 15 denuncias por mes.
“Estamos muy preocupados porque, aunque los montos son relativamente pequeños, son muchas las víctimas.
“Nuestro interés es alertar a la gente para que no se deje engañar por falsos premios que otorgan empresas y tampoco dispongan de su patrimonio tan fácilmente cuando quieran tomar un préstamo. Hay que asegurarse de que esas empresas existen, ver dónde están instaladas o quién es el responsable”, explicó.
Los números telefónicos que aparecen en el aviso publicitario fueron contestados en el centro penal La Reforma, en Alajuela, según verificó el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) tras hacer un rastreo de las llamadas. Ese hecho fue ratificado en las denuncias de las víctimas.
La finalidad de esas publicación es “reclutar” mujeres, para que luego ayuden a los reos a obtener líneas telefónicas y que faciliten cuentas bancarias, tras ofrecerles una gratificación.
El fiscal Miguel Navarro dijo que, al mismo tiempo, los presos publican otros anuncios en los que ofrecen préstamos de dinero de una manera ágil.
De nuevo los celulares que aparecen en estos avisos fueron contestados en La Reforma.
“Son muy hábiles. Se aprovechan de las penurias y las necesidades de la gente. Simulan contestar desde una oficina y cuando el interesado le menciona la cifra de dinero que necesita, ellos le hacen ver que para todo préstamo necesitan un aporte para los gastos administrativos”, explicó el fiscal.
En los casos denunciados se ha constatado que las víctimas depositaron ¢100.000 y hasta ¢200.000.
La Fiscalía determinó que en algunos casos el dinero llegó a cuentas que pertenecen a menores de edad (la mayoría beneficiarios del Fondo Nacional de Becas). Ahí permaneció unas horas y luego fue retirado para ser entregado al preso o su familia.
Una víctima denunció que pagó 25 números de celular (por un monto de ¢100.000). Luego el OIJ verificó que esos números se usaron desde el centro penal La Reforma.