Buenos Aires de Pocosol, San Carlos. Ladrones y destazadores de ganado se han ensañado contra Gabriel Rodríguez Paniagua.
En los últimos 15 meses, a este ganadero de 57 años, lo han golpeado cinco veces y, producto de esos robos, ya perdió 16 animales entre reses, novillas y toretes, que él valora en ¢ 5 millones.
El “calvario”, como él llama el problema, comenzó en setiembre del año pasado, cuando en su finca le destazaron una vaca. Esa vez los cuatreros únicamente le dejaron como amargo recuerdo la cornamenta y el cuero.
“Creí que los desconocidos se darían por satisfechos con el daño que me hicieron, pero me equivoqué. Una semana después regresaron para matarme un torete. Esa segunda vez solo dejaron unos pocos huesos y sentí que se estaban burlando de mí”, dijo.
Empero, como si no fuera suficiente, en diciembre de ese mismo año le robaron un torete, mientras en enero los delincuentes se llevaron una vaca.
Lo peor para Rodríguez sucedió en junio pasado. Una noche los ladrones regresaron a su finca, cortaron una cerca de alambre que da a la calle, entraron a los potreros y se llevaron 11 animales de diferentes razas.
“Esa noche perdí ¢3 millones. Me sentí muy mal de ver que mientras uno la pulsea, otro lo perjudica. Me dolió profundamente. Sentí impotencia y hasta dudé seguir en la actividad pues pensé que estaba trabajando para que los cuatreros hicieran dinero con mí esfuerzo”, expresó.
Señaló que a la fecha no ha recuperado ningún animal y ya perdió la esperanza de lograrlo pues, en su opinión, las bandas están bien organizadas y no es fácil identificar a los miembros.
“Si las autoridades no paran la ola de robos, a mí y a muchos otros productores nos van a arruinar económicamente”, afirmó.
El productor dijo que, para frenar a los mafiosos, la Policía debe mejorar los controles en carretera para evitar el transporte de ganado robado. “Algunos policías se limitan a verificar que las guías de transporte estén en regla y no revisan la carga. Esa falta de rigurosidad facilita el trasiego de ganado robado”, concluyó.