San José (Redacción). El papá de una niña de tres años, violada y asesinada el 8 de diciembre pasado en La Tabla de Río Cuarto de Grecia, Alajuela, incriminó hoy al único acusado del caso, de apellido Rojas, al declarar, por momentos entre sollozos, ante el Tribunal de Juicio de San Carlos.
Este hombre, un campesino nicaragüense que llegó al país hace 11 años en busca de mejores oportunidades de trabajo, aseguró a los jueces que el sospechoso “no dejaba de mirar a mi chiquita” y le dijo que “tenía unos colochitos muy lindos”.
Rojas llegó a la casa de la niña para participar en una fiesta familiar, a la cual acudieron otras 25 personas.
“Yo no lo conocía y por eso no le di dormida. Creo que lo trajo uno de mis hermanos. Yo le dije a mi chiquita que no se le arrimara a ese hombre...”, aseguró el testigo.
La mañana del 8 de diciembre pasado, los padres de la menor salieron para acompañar a unos familiares hasta una parada de buses de la comunidad.
El padre vio a Rojas tirado en el corredor de la casa y pensó que “dormía la borrachera”. Por eso, no se preocupó y volvió 10 minutos después sin pensar “en nada malo”.
Sin embargo, encontró la puerta del cuarto de los niños abierta y su hija de tres años no estaba. Había rastros de sangre en el piso y “fue cuando pensé en lo peor”.
Rojas, quien ha sido investigado por delitos sexuales, según la Policía Judicial, había desaparecido, llevándose a la pequeña de tres años, según las autoridades.
El cadáver de la niña apareció en un sector montañoso, a unos 500 metros de la casa, dos días después.
Murió a consecuencia de varias heridas, según informes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Rojas fue detenido cuando intentaba llegar a Naranjo de Alajuela donde planeaba conseguir trabajo en una finca cafetalera.
Además del padre de la criatura, quien lloró desconsoladamente durante gran parte de su comparecencia, hoy declaró un oficial del OIJ de apellido Cruz quien reveló algunos detalles de las pesquisas.
Según dijo, el imputado ha sido investigado por delitos sexuales en Guápiles de Pococí y en Sarapiquí de Heredia. Sin embargo, nunca lo han condenado.
Rojas, quien luce barba y usa anteojos, pidió al Tribunal que le permitan estar en otra sala pero la mañana no había un sitio desocupado y le rechazaron esa solicitud.
Pese a ello, en caso de “sentirse mal” le permitirán salir de la sala de juicio custodiado por varios oficiales de la Sección de Cárceles del OIJ.
El debate continuará mañana y podría concluir el próximo viernes.