Una organización del crimen organizado estaría detrás del asesinato de cuatro hombres, cuyos cadáveres aparecieron el viernes y el lunes anteriores en lugares solitarios de Cartago y Alajuela.
Ese grupo, estiman las autoridades judiciales, incluso podría estar relacionado con el tráfico y almacenamiento de drogas.
Los casos los investigaban, por separado, dos delegaciones del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), en cuyas jurisdicciones ocurrieron los homicidios.
Sin embargo, debido a la características de los asesinatos y a su complejidad, desde ayer las pesquisas las asumió la Fiscalía de Crimen Organizado.
“No estamos frente a homicidios casuales. Tras el análisis de los sitios, se determina la posible intervención de un grupo muy bien organizado”, dijo ayer Osvaldo Henderson, fiscal adjunto de Crimen Organizado, ante una consulta de este diario.
Recordó que las víctimas fueron retenidas y llevadas a distintos lugares, para lo cual se necesitan vehículos y varias personas con ciertas destrezas.
“Parece crimen organizado y trabajamos ahora en esa dirección. Es gente con gran capacidad de acción”, insistió el funcionario.
La Fiscalía de Crimen Organizado puede echar mano de intervenciones telefónicas y, en caso de detener sospechosos, los tiempos de prisión preventiva son más largos.
En cuanto a los posibles móviles de los cuatro asesinatos, Henderson fue claro en que inicialmente sospechan de una organización relacionada con narcotráfico.
Sin embargo, aclaró, “es solo una línea de investigación sin descartar cualquier otra”.
Según el director de la Policía Judicial, Jorge Rojas, la víctima presentaba golpes en la cabeza, así como quemaduras en la cara, además de un cable en el cuello.
Lobo tenía problemas de adicción al alcohol y a otras drogas, y deambulaba desde hace más de dos años, dijeron familiares..
Los golpes y las quemaduras son similares a las que presentaban las otras tres víctimas: Juan Carlos Gutiérrez Carranza (de 20 años), Jafet Lenin Medrano Contreras (31) y Enrique Cortés Luna (31). Eran amigos y se cree que se dedicaban a algún negocio.
Todos aparecieron el viernes anterior en calles solitarias de Cartago y en La Guácima y Turrúcares, Alajuela.