“Existe probabilidad de participación de los imputados en el delito acusado y los peligros procesales de fuga y obstaculización; sin embargo, pueden ser paliados con medidas cautelares sustitutivas, por ello se revoca la prisión preventiva”.
Con ese argumento, que aparece en el voto N.° 191-11, la jueza Patricia Solano Castro, del Tribunal Penal de San José, resolvió el miércoles liberar a dos hermanos gemelos que se encontraban presos porque, supuestamente, violaron a una vecina de 13 años.
Los sospechosos son de apellido Porras (19 años) y vecinos de la ciudadela La Carpio, en La Uruca, San José. Ellos fueron capturados a inicios de este mes y descontaban tres meses de prisión desde el 2 de noviembre.
La decisión judicial tomó por sorpresa a la madre de la niña, de apellido Manzanares, quien aseguró ayer a
“Nuestra vida cambió por completo con esto. Cuando denuncié el caso, los gemelos derribaron la puerta de mi casa, donde estaban mi esposo y mis tres hijos, y los amenazaron con machetes.
”Ya no dormimos tranquilos. Un desconocido ha estado enviando varios mensajes de texto al celular de mi mamá”, aseguró.
En la audiencia del miércoles, la juzgadora Solano aceptó el recurso e impuso a los gemelos las siguientes medidas: mantener domicilio fijo en una finca de Grecia, Alajuela –donde vive un tío de los imputados–, no salir de esa casa después de las 8 p. m., trabajar en labores de agricultura con ese familiar, firmar cada 15 días en el Juzgado Penal de Grecia y no salir del país.
En el caso de uno de los sospechosos, por la cantidad y tipo de delito que se le atribuye, se le impuso el pago de una fianza de ¢200.000 que su madre canceló el jueves y cuyo comprobante presentó ayer ante el Juzgado Penal de San José.
Igualmente, expuso en la denuncia que los gemelos, quienes son sobrinos de su abuelo, la ultrajaron cuando hacían arreglos en su casa, en La Carpio, mientras su mamá no estaba.
La niña sostuvo que uno de los gemelos le había pedido ser su novia en ocasiones anteriores, a lo cual ella se negó siempre. Agregó que ambos pertenecen a una pandilla de la ciudadela.
Según dijo la madre de la menor, esta cursaba el sexto grado y tuvo que dejar la escuela; actualmente recibe terapia psicológica en el Hospital México.