Un comerciante resultó herido de cuatro balazos, y su hijo de 16 años, con cortadas de arma blanca en los brazos, cuando varios individuos se introdujeron en una vivienda para robar.
El hecho se produjo ayer a las 00:45 a. m. en una casa donde también funciona un negocio familiar, situada 75 metros al sur del edificio de la Junta de Protección Social, en el centro de San José.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) identificó a las víctimas como un comerciante de apellido Romero, de 44 años, y su hijo de 16 años.
El padre presentaba heridas de arma de fuego en el lado derecho del tórax, en el abdomen, en el muslo de la pierna derecha y en la rodilla izquierda.
En tanto el menor tenía lesiones provocadas al parecer con un cuchillo, en el brazo y antebrazo derecho, así como golpes en diversas partes del cuerpo.
Ambos fueron trasladados en un vehículo particular al Hospital San Juan de Dios, donde el adulto permanece en estado delicado. El menor fue dado de alta.
Explicó que el lunes desapareció un juego de llaves, pero no le dieron importancia al hecho.
Barrientos precisó que, poco después de la medianoche, padre e hijo oyeron un ruido dentro de la casa, por lo que fueron a inspeccionar y sorprendieron a los ladrones.
“Los vecinos nos alertaron de la situación y, cuando llegamos, las víctimas ya habían sido trasladadas al hospital. La gente nos dijo que, tras escuchar los balazos, un carro escapó a toda velocidad, pero no pudieron dar ninguna seña para seguirlo”, agregó.
El OIJ, en su informe de prensa, detalló que los delincuentes (cuyo número no se pudo precisar) sustrajeron del lugar dos computadoras personales.
No se pudo determinar si se llevaron dinero en efectivo.
Sin embargo, el padre del comerciante herido manifestó que toda la vivienda estaba revuelta, pero que era muy difícil señalar si habían robado alguna otra pertenencia, ya que él no vive con su hijo.
“Es posible que tuvieran un juego de llaves y que ingresaran sin violencia, pues los portones no están forzados” mencionó.
Explicó que la situación es muy difícil por el grado de violencia con que actuaron los sujetos.
“Uno piensa en la venganza y el castigo, pero eso no va a devolver la paz y la tranquilidad. Se aplica la ley y la violencia se repite. Aunque una persona vaya a la cárcel, no calma la violencia que estamos viviendo”, agregó.