En cuestión de 26 minutos el Ministerio Público varió ayer, mediante dos comunicados de prensa, su versión sobre las razones que motivaron el arresto del sacerdote Emilio Montes de Oca Cordero.
A las 4:56 p. m. ingresó a este diario el primer comunicado en el cual se detallaron los delitos atribuidos a 18 detenidos y se especificó el hecho correspondiente al sacerdote Montes de Oca.
“Los imputados son sospechosos de los delitos de robo, amenazas, extorsiones y tráfico de drogas. En el caso de Montes de Oca, la vinculación delictiva tiene que ver con el delito de estafa pues presuntamente entregaba al grupo delictivo el dinero de las ofrendas aportadas por los fieles en actividades religiosas”.
Sin embargo, 26 minutos después, 5:22 p. m., otro comunicado de la misma fuente señaló que tras la indagatoria al sacerdote se determinó que no estaba vinculado al grupo de los policías presos.
Aunque el documento indica que Montes de Oca sigue como imputado por estafa, el comunicado no precisó detalles sobre los supuestos perjudicados.
“El capellán sospechoso del delito de estafa, de apellido Montes de Oca, quedó en libertad, luego de que se le indagara y se determinara que el delito que le atribuye la Fiscalía no está dentro del marco de la estructura organizada desmantelada el día de hoy, a diferencia del grupo de policías y expolicías que aún se encuentran detenidos”.
De acuerdo con la nueva versión de la Fiscalía, el sacerdote cuenta con domicilio fijo, tiene arraigo laboral y no hay peligro de fuga, razones por las que se lo dejó en libertad sin necesidad de imponerle medidas cautelares.
“Esto no significa que el sacerdote no siga siendo investigado por el delito de estafa”, advierte el comunicado, sin precisar de cuál estafa se habla.
“Nadie de la familia quiere dar comentarios, por favor, le pido que respete esta decisión, gracias”, dijo Melissa Montes de Oca Cordero, hermana del cura.
Montes de Oca recibió el sacramento del sacerdocio el 5 de diciembre de 1987 en la catedral de Tilarán. El 6 de diciembre de ese año celebró su primera eucaristía en la parroquia de San Pedro de Montes de Oca .
El sacerdote llegó a Puntarenas en 1991 como cura de la parroquia Inmaculado Corazón, ubicada en El Roble, pero dejó esa ciudad para seguir una carrera como comunicador. Estudió periodismo en la Universidad San Judas Tadeo y en el Colegio Studium Generale de la UACA.
En 1998 regresó a tierras porteñas como párroco de la iglesia de El Roble. Ahí asumió los cargos de cura párroco de la catedral de Puntarenas, en el 2002, y de vicario general diocesano.