Dos mujeres nicaragüenses, a quienes convirtieron en esclavas sexuales, huyeron del bar donde las mantenían para denunciar a su dueña ante el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Las víctimas, de entre 20 y 22 años, ingresaron al país ilegalmente tras caminar por la montaña, según los reportes policiales.
Este caso quedó al descubierto el miércoles anterior en Peñas Blancas de La Cruz, Guanacaste.
Las muchachas, cuyas identidades no serán reveladas por motivos de seguridad, fueron contactadas por una comerciante de apellido Campos, quien, según la Policía, les ofreció trabajo en un bar restaurante de su propiedad.
Este negocio está ubicado a unos dos kilómetros del puesto fronterizo con Nicaragua y es frecuentado por traileros.
De acuerdo con informes confirmados ayer por la Oficina de Prensa del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), ellas caminaron varios días por la montaña, burlando puestos policiales, hasta llegar al negocio de la mujer.
Una vez allí, Campos les informó que no trabajarían en labores del negocio, sino como prostitutas, a lo que ambas se opusieron.
“Les indican que deben prostituirse para poder ganar dinero, siendo también amenazadas con contactar a su familia en Nicaragua, y hacerles daño, si no aceptan la situación”, según un boletín judicial enviado ayer a la prensa.
Ambas se quedaron contra su voluntad, pero aprovecharon el primer cliente que les presentaron para huir del bar restaurante.
Después acudieron al OIJ y se organizó un operativo, con billetes previamente marcados por un juez, para detener a Campos.
Ayer, el Juzgado Penal de Liberia impuso a Campos tres meses de prisión preventiva por trata de personas para explotación sexual, comercial y proxenetismo.
En otro operativo, agentes judiciales detuvieron ayer, en Plaza González Víquez, San José, a dos hombres de apellidos Valverde y Ulloa por administrar una sala de masajes donde se prostituían cinco mujeres, todas costarricenses.
La damas cobraban ¢15.000 por hora a cada cliente y debían entregar la mitad a los sujetos. Eran obligadas a “trabajar” toda la semana, según determinaron las autoridades. Ambos enfrentan cargos por proxenetismo.