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El salario del director de la Fuerza Pública es ocho veces superior al que recibe un oficial raso de ese cuerpo policial.
El jerarca tiene un ingreso total de ¢3.159.700, mientras que un oficial sin cargo y sin carrera policial recibe, con pluses, ¢397.500, según los datos enviados por el Ministerio de Seguridad.
Para un oficial que sí esté dentro del Estatuto Policial; es decir, que haya hecho carrera, el ingreso es de ¢413.600.
Actualmente, la jefatura de la Fuerza Pública es ocupada por Juan José Andrade.
Ayer, consultado al respecto, el funcionario señaló: “Cuando yo asumí el puesto, este salario ya existía. El puesto es de confianza y en mi plaza (como asesor legal) es un salario menor”.
“El salario no es para nada diferente al de fiscales o jueces; algunos presidentes ejecutivos reciben dos o tres veces eso. Yo tengo a mi cargo más de 12.000 hombres, tengo a cargo la seguridad de un país, de todos los costarricenses ”, agregó Andrade.
El jerarca dijo que los ingresos de los jefes policiales se fijaron en la Administración anterior tras una lucha sindical.
“Se dio a través de una primera etapa de un manual (de puestos), y en ese momento la decisión fue iniciar por las clases superiores. Es en esta Administración, y por una solicitud expresa mía, que iniciamos el estudio de abajo hacia arriba para la elaboración de la segunda parte del manual”, aseguró Andrade.
Recalcó que, tras ese trabajo, se otorgó un aumento en diciembre a los oficiales rasos. Ese ajuste fue de unos ¢20.000 y causó un reclamo de la sindicalista Xiomara Rojas ante la presidenta, Laura Chinchilla.
Andrade también adujo que entre un agente 1 y el director de la Fuerza Pública hay seis escalas de puestos que tendrán ajustes salariales antes de finalizar el año.
Celso Gamboa, viceministro de Seguridad, afirmó que se debe considerar que en los puestos de mando hay personas con títulos académicos. Además, indicó que se deben “desligar algunas equiparaciones que hace la ley con el salario de los policías para poder hacer aumentos progresivos”. Con ello, Gamboa hizo referencia a la ley que da incentivos a los médicos cada vez que hay un aumento salarial para los funcionarios públicos.
Lucha en la calle. Precisamente, el “desenganche” con la ley de incentivos a los médicos fue una de las peticiones que llevaron ayer a la Asamblea Legislativa cientos de policías de la Fuerza Pública y de otros cuerpos como la Policía Penitenciaria y de Migración. Ellos alegaron que, por esa ley, el Gobierno está atado para subirles el salario.
En la Policía de Migración, el ingreso de un Inspector 1 es de ¢260.000, más pluses, con los cuales se llega a unos ¢475.000, según los datos de la entidad.
En el caso de la Policía Penitenciaria, el salario base es de ¢251.900, más otros rubros que lo hacen llegar a ¢393.000.
Albino Vargas, secretario general de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP) expresó que los policías deberían alcanzar el mismo salario que un agente judicial, el cual recibe ¢781.000.
El grupo caminó desde el parque Central hasta el edificio del Congreso, donde entregaron un legajo de solicitudes. Entre estas también se planteó impulsar una ley que permitiría la jubilación de los policías a partir de los 55 años.
En la manifestación participaron familiares de oficiales muertos en el cumplimiento de su deber.
