El cura Enrique Delgado, condenado en abril del 2005 por abusos sexuales en perjuicio de menores, aseguró que aceptó “su culpabilidad” durante un “abordaje terapéutico” que llevó el año anterior en la cárcel de La Marina, en San Carlos de Alajuela.
“Allí reconocí que soy un ofensor sexual”, dijo el jueves pasado durante una entrevista con La Nación en la gasolinera La Trinidad, en San Pedro de Poás, Alajuela, donde labora desde el 11 de octubre como asistente administrativo.
Esta es una de las condiciones que le fijó el Tribunal de Juicio de Alajuela para liberarlo tras descontar la mitad de su pena. También debe firmar cada 15 días y recibir terapias con un sicólogo por tiempo indefinido.
Según dijo, para recibir el beneficio que disfruta actualmente era obligatorio participar en un taller con psicólogos de Adaptación Social, además de “declararse ofensor sexual por escrito y oralmente” .
“Se habla del delito, por qué lo cometió, qué se sintió, y debe coincidir con el testimonio de la sentencia. Le dan dos horas a cada presidiario”, agregó.
Afirmó que se trató de “la experiencia más humillante que puede experimentar un ser humano porque es relatar su vida sexual frente a los demás”.
Delgado fue condenado por abusos sexuales en perjuicio de tres menores, con quienes mantenía amistad. “Todo ser humano, y me incluyo, necesita armonizar, para ponerse a un nivel de aceptación social. Uno no puede vivir con conflictos o cuestiones que le vayan a robar la paz”, exclamó Delgado antes de volver a su trabajo.