Santa Cruz (Guanacaste). “Como lo vimos ayer, el primer sentimiento fue de alarma y consternación. No queremos subestimar los daños. Cada caso es importante; pero esto podría haber sido algo verdaderamente catastrófico”.
Esa fue la primera sensación que expresó la presidenta, Laura Chinchilla, al aterrizar a la provincia de Guanacaste, 24 horas después del terremoto de 7,6 grados magnitud momento (M W).
Chinchilla aterrizó en la ciudad de Filadelfia, Carrillo, acompañada del ministro de Comunicación, Francisco Chacón.
De inmediato, se dirigió al dique de esa ciudad que colinda con el río Tempisque.
Allí, constató las fisuras considerables sufridas por la estructura que, sin embargo, pudieron haber sido mayores si la época lluviosa hubiese sido más intensa (en la zona hay pocas lluvias por el fenómeno de La Niña).
Lo anterior se lo explicaron funcionarios del Ministerio de Obras Públicas y Transportes.
A tono con su impresión de los hechos, Chinchilla expresó: “Todo se conjugó para que el daño no haya sido tan extendido”, dijo.
La mandataria aludió a la profundidad de 15 a 40 kilómetros que tuvo el terremoto, considerada como superficial; a la baja densidad de la población guanacasteca; y a la ubicación del sismo, más cercano a la plataforma continental.
“Esto es casi milagroso. Como lo sentí ayer, la primera sensación fue de alerta”, agregó.
En el momento del terremoto, ella salía de su vivienda, en Santa Ana, en el carro presidencial rumbo a la oficina de Zapote.
En su recorrido, la Mandataria también visitó la Escuela María Leal Rodríguez, en el centro de Santa Cruz, y la Cruz Roja de esa localidad pampera.
El plan incluye visitar el cantón de Nicoya, la zona más afectada, así como observar los daños que sufrió el Hospital Monseñor Sanabria de Puntarenas.