23/11/2011. Tres hombres de apellidos Gutiérrez, Cascante y Barrantes, sospechosos de integrar una banda dedicada a destazar y vender carne de vacas de dudosa procedencia, fueron detenidos por agentes del OIJ de Santa Cruz con las manos en la carne La acción policial tuvo lugar a las 11 p.m. de este martes a 15 kilómetros del centro de Santa Cruz, sobre la carretera que comunica con la comunidad de Río Cañas a la altura de finca La Jirona.
La carne de ganado robado y destazado en condiciones higiénicas desconocidas, es vendida en las calles a precios atractivos.
Así lo reveló Antonio Vanderlucht Leal, jefe del Departamento Jurídico de Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa), quien agregó que en las últimas semanas recibieron el dato de que eso ocurrió en barrios de Alajuela y Ciudad Quesada, San Carlos.
“Nos han llamado para decirnos que la venden de manera ambulante; por eso giramos una orden a los directores regionales de Senasa para que se ejerza una mayor vigilancia pues eso es un riesgo para la salud”, afirmó.
Vanderlucht explicó que esa carne no es apta para el consumo humano pues nadie certifica cómo la procesaron, las condiciones de transporte ni si el animal estaba enfermo. Citó, por ejemplo, el peligro con el mal de las vacas locas, una enfermedad que se puede transmitir a los seres humanos a través del consumo de partes de animales infectados, sobre todo tejidos nerviosos.
Al 30 de setiembre pasado, se habían denunciado 937 casos de robo o destace de ganado. Durante el 2010, fueron 1.202 las denuncias recibidas por el OIJ.
Sin embargo, Alex Chavarría, oficial del OIJ encargado de las pesquisas en estos casos, estimó que solo una quinta parte de los robos son denunciados.
“El sector ganadero no denuncia. No siente que con la denuncia pueda recuperar el ganado perdido”, explicó el policía.
Según las cifras, las provincias más golpeadas por este delito son Alajuela, Guanacaste y Limón.
Antonio Vanderlucht admitió que en los últimos años se ha incrementado la cantidad de hechos y coincidió en que hay una “enorme cantidad de casos de robo o destace que no son denunciados”.
Agregó que el sector tiene la esperanza de que la nueva Ley de Control de Ganado Bovino, Prevención y Sanción de Robo, Hurto y Receptación (Ley 8799), que entró en vigencia el 7 de octubre del 2010, empiece a surtir efecto y se castigue a los responsables.
En cambio, Alex Chavarría es menos optimista pues dijo que para probar la procedencia ilícita de la carne es necesaria la prueba de ADN, la cual ninguna institución realiza.
“Nadie saca el ADN. Ahora existe la promesa de que el Senasa va a habilitar un laboratorio. Espero que en dos meses esté funcionando”, dijo Chavarría.
Actualmente, cuando se localiza carne que se presume es robada, lo que se hace es decomisarla y al dueño del negocio se le abre un proceso administrativo, que puede llevar al cierre del negocio.
Lilliana Zamora, fiscal adjunta de Liberia, también dudó de la efectividad de la ley pues dijo que no es tan rigurosa como se requiere.
Ella explicó que el robo de ganado es una materia muy difícil de investigar pues los responsables actúan de noche, en lugares solitarios, sin testigos y cuando la víctima se entera y denuncia, ha pasado mucho tiempo.
Zamora resaltó dos condenas recientes logradas en los tribunales de Santa Cruz y Liberia, Guanacaste, por robo y destace.