Asistente de tenistas lleva desaparecido una semana

Iván Bustamante Álvarez, de 19 años, asistente de tenistas en el Costa Rica Country Club, en Escazú –San José–, está desaparecido desde hace una semana.

A Bustamente lo vieron por última vez la madrugada del jueves 4 de noviembre, tras supuestamente haberse lanzado a la quebrada Los Laureles, en Escazú.

Al parecer, el muchacho estuvo en el bar La Taberna, en Escazú, con tres amigos cuando de repente se generó una disputa dentro del establecimiento entre dos grupos de personas.

Un porteador, identificado como Delfín Chavarría, quien estaba fuera del bar, observó a la gente salir del negocio, entre ellos a Bustamante y sus amigos, a quienes conocía.

Según Chavarría, Bustamante se separó del grupo y empezó a caminar hacia otro lado. En ese momento, un vehículo Hyundai Accent, color champán, lo siguió.

De las puertas traseras del automóvil salieron dos hombres –agregó–, y el joven empezó a correr al verlos. Luego, no supo hacia dónde se dirigió, mas se presume que se arrojó a la quebrada, que estaba muy crecida producto de las fuertes lluvias.

Javier Ulloa, compañero y amigo de Bustamante, aseguró que este le comentó, el día anterior a la desaparición, que tenía un problema muy grande, sin especificarle.

Sin rastro. La familia de Bustamente denunció la desaparición el viernes anterior en el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).

Adilia Álvarez, madre del extraviado, considera que la búsqueda por parte de las autoridades ha sido muy floja. “Mi yerno y mi otro hijo caminan río abajo todos los días, y no lo encuentran”, expresó.

La Cruz Roja de Escazú y agentes del OIJ recibieron anteayer una alerta por un fuerte olor que se generaba a un kilómetro de la quebrada donde el joven presuntamente se lanzó. Al sitio llevaron perros del OIJ, que descartaron la presencia de restos humanos.

“Llevamos una semana de pura zozobra; todos los días, los vecinos nos preguntan si ya apareció Iván”, declaró la madre.

Extrañas apariciones. Éricka Bustamente, hermana de Iván, dijo que este siempre tenía ocurrencias y le gustaba molestar.

Advirtió sobre la misteriosa aparición de ropa de su hermano en la quebrada.

“El domingo, encontramos un tenis de Iván; el lunes, el suéter con el zíper cerrado; ayer, el bóxer y la camisa. A veces, creemos que alguien nos está dando una broma”, manifestó.