Seis mujeres se unieron para hacer llegar a personas necesitadas aquellos alimentos que se preparan de forma masiva y que no son consumidos.
Apadrinadas por el proyecto Plato Lleno Costa Rica, ellas recuperan la comida de actividades empresariales, restaurantes e, incluso, eventos familiares grandes, tales como bodas, quinceaños o celebraciones.
La agrupación, que actualmente tiene 50 voluntarios, se encarga de recoger la comida, empacarla y trasladarla hasta comedores y hogares para niños y adultos mayores en riesgo social.
“Queremos hacer un llamado a los empresarios y ciudadanos para que se unan al proyecto y que juntos podamos hacer un alto al desperdicio”, asevera Mónica Ortiz, una de las coordinadoras de Plato Lleno Costa Rica.
Ella explica que ya tienen acuerdos, por ejemplo, con dos restaurantes para recoger semanalmente comida para donarla.
Por el momento, laboran solo en la Gran Área Metropolitana y reparten los alimentos en lugares cercanos adonde se recolectan.
"En diciembre, el rescate fue intenso porque la gente organizaba eventos y la comida si no se recolectaba, en la mayoría de los casos, era tirada a la basura”, cuenta Ortiz.
Eso ha permitido que, a la fecha, sumen más de 50 rescates, lo que equivale a 1.828,60 kg de alimentos que fueron entregados en comedores comunitarios u organizaciones en riesgo social, los cuales están mapeados por el Banco de Alimentos.
Plato Lleno es una iniciativa 100% solidaria y voluntaria que nació en Buenos Aires, Argentina, en 2013.
El proyecto está activo en cuatro ciudades de Argentina, en Colombia y, recientemente, en nuestro país, que fue el primero de Centroamérica en sumarse.
En Costa Rica, el trabajo se inició el 15 de diciembre del 2016, pero fue lanzado oficialmente en el marco de la conmemoración del Día Mundial de la Alimentación, el 16 de octubre.
"En este momento, buscamos que empresas y caterings entiendan que reducir el desperdicio en sus eventos es una responsabilidad", dice Tatiana Vargas, coordinadora del proyecto en suelo costarricense.
Ella añade que cada persona debe ser responsable de lo que compra y echar la comida a la basura no debería ser una opción funcional en los ámbitos económico, moral, social o ambiental.
Disminuir el desperdicio y ayudar a quienes lo requieren son las principales motivaciones de las seis fundadoras en suelo costarricense. Sin embargo, para lograrlo requieren apoyo.
"Tenemos que manipular la comida cumpliendo con todos los márgenes de higiene y calidad. Para ello, ocupamos la donación de dinero o de productos como guantes, tapabocas, cofias, delantales desechables, recipientes de plástico para transportar los alimentos, entre otros", dice Ortiz.
Las personas interesadas en donar su tiempo no solo deben tener la voluntad para colaborar, sino también recibir una capacitación para la manipulación y el traslado de la comida.
Si desea más información, viste las redes sociales del proyecto.
Contacto
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