La delgada línea entre lo sensual y lo insalubre puede tejerse en un hilo. Este calzón de minúsculas proporciones es el menor de la familia de los paños menores y, precisamente, en eso radica la clave de su fama.
Ha hecho méritos tanto por su carácter seductor como por tener la capacidad de ser discreto y revelador al mismo tiempo. Por eso, el hilo se ha convertido en una elección muy apetecida entre las numerosas opciones que existen en los catálogos de ropa íntima femenina.
Hay mujeres para las cuales esta es su prenda predilecta antes que otras ofertas menos chicas, como el boxer femenino, el calzón de encajes, el biquini, los cacheteros e, inclusive, los que se conocen informalmente como “calzones de la abuela”, de grandes proporciones.
Por el contrario, el hilo está al otro extremo en tamaño, y no importa lo alejada que esté la prenda de la higiene bucodental, esta también se conoce popularmente como “hilo dental”, debido a su similar tamaño, a veces imperceptible para la vista. Se le llama “tanga”, “microkini” (por ser una versión disminuida de la parte inferior del biquini femenino) y “brasileña”, para quienes sospechan que su origen fue en ese país sudamericano.
“El hilo es muy gustado porque hace ver la cintura pequeña y las piernas largas, por el corte redondo que tiene en la parte trasera de la cadera”, opina Milo Junco, historiador y diseñador de vestuario.
“Es una prenda sugestiva que resulta muy cómoda. Pasó a ser una prenda de uso diario sin tomar en cuenta que no estaba hecha para usarla de forma continua por mucho tiempo”, agrega.
El lado menos amable
Dejando de lado la comodidad que pueda significar para la zona genital femenina, el uso frecuente del hilo tiene sus bemoles en términos de higiene y salud.
El riesgo de contraer una infección vaginal aumenta por esa estrechez entre la ajustada prenda y la zona genital, que a veces causa que el hilo se entrometa tanto, al punto de introducirse en los labios vaginales.
El peligro de las infecciones se presenta cuando el hilo está fabricado con materiales sintéticos, como nailon, poliéster y lycra . Todos estos provocan una mayor sudoración en la zona genital, debido a que impide una ventilación adecuada.
Jose Felipe Sagot Verdesia, jefe de Ginecología y Obstetricia del Hospital Tony Facio, en Limón, explica que el incremento en el sudor permite el crecimiento de bacterias y hongos. Además, en este caso, la fricción del tejido facilita el tránsito de las bacterias desde el recto hasta la vagina.
“Una infección se puede manifestar con un aumento en la producción del flujo vaginal o con picazón, ardor y dolor en las relaciones sexuales y, en algunos casos, dolor pélvico”, explica el ginecólogo.
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La recomendación que el especialista hace a las mujeres es preferir las prendas íntimas de algodón y tela de punto antes que las fabricadas con materiales sintéticos. “Es conveniente reducir el uso del hilo solo para episodios en los que es necesario por un asunto estético y, cuando lo haga, que sea por periodos cortos”, destacó.
Sagot resaltá la necesidad de no menospreciar la atención de las infecciones, por lo que aconseja ir al médico para una evaluación, especialmente cuando los síntomas no respondan a tratamientos como cremas.