En los Emiratos Árabes les gusta romper récords: el hotel más lujoso del mundo, el mall más grande y el acuario con más metros cuadrados, están todos construidos en su territorio.
Ahora también se trabaja en Masdar, una ciudad con la que esperan batir otra marca: ser la más ecológica del planeta. Sus propulsores quieren demostrar que una ciudad verde también puede ser un buen lugar para trabajar y estudiar.
Por ahora, solo funciona ahí el Instituto Masdar, una entidad que fue desarrollada en cooperación con el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y donde actualmente cursan estudios unas 180 personas.
Definitivamente, Masdar se mueve con reglas distintas. Como el primer objetivo es lograr cero emisiones, los autos convencionales no pueden entrar al campus, donde ya se completó la primera fase de construcción.
En pequeñas paradas, los alumnos esperan los autos eléctricos que no utilizan chofer y que los llevan de sus habitaciones a las aulas y laboratorios.
Una torre de viento se encarga de enfriar el aire y repartirlo por todo el lugar. Así, la temperatura es unos 10° grados más fresca que en el centro de Abu Dhabi, la capital de los Emiratos.
En Masdar, se promueve que la gente camine, razón por la cual todas las calles tienen una vereda con sombra.
En el techo de la facultad de Ciencia y Tecnología se divisan paneles solares que, junto con una planta solar ubicada en las afueras de la ciudad, permiten que la energía usada en aulas, oficinas y habitaciones de los estudiantes, sea limpia.
El objetivo es lograr producir 17.500 MWh de energía limpia en el 2030, lo que evitará la producción de 15.000 toneladas de emisiones de carbono al año.
El reciclaje, como es de suponer, es una regla. Hasta el agua se recicla para riego. En el futuro, se planea tener una planta que transforme en combustible la basura no reciclable.
En cuanto a la luz, el diseño de los edificios optimiza el uso de la luz natural.
Según los planes, faltan 18 años para que la ciudad esté completa, pero la primera piedra ya está puesta.