Entre los gordos, el anuncio tuvo el efecto de una bomba. En declaraciones pocas veces vistas, un grupo de científicos publicó en una revista de renombre mundial que estar pasadito de peso es saludable, y esto le dibujó una sonrisa de oreja a oreja a más de un gordito alrededor del mundo.
Sucedió a finales del año pasado, cuando la prestigiosa publicación Journal of the American Medical Association (JA-MA) dio a conocer los resultados de una investigación sobre obesidad en 2,88 millones de personas. Entre las conclusiones del estudio, la más destacada revela que las personas con sobrepeso u obesidad grado 1 tienen entre un 5% y un 6% menos de riesgo de muerte que aquellas personas de peso normal.
Un sonoro “¡¿Queeeeeé?!” se oyó por todo el orbe, donde son millones los que lidian con la gordura. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula en más de 1.400 millones a los adultos de 20 años o más con sobrepeso. De ellos, dice la OMS, más de 200 millones de hombres y cerca de 300 millones de mujeres son obesos.
Durante años y años, todos han oído repetir hasta el cansancio que la obesidad es una enfermedad con potencial para matar, como lo son el fumado o las drogas; que la obesidad es mala y que las enfermedades asociadas son de las peores para un ser humano.
Por eso, el hecho de sugerir siquiera la posibilidad de ser “gordo y saludable” puso a más de uno a brincar de la emoción. Ese “visto bueno científico” les permitiría disfrutar sin remordimientos de la pizza , el pan con natilla y las costillitas de cerdo con salsa chipotle.
Parada en seco
Ahora, viene el frenazo. Y en seco. Ese y otros estudios que se han hecho en los últimos años lo mencionan entre líneas: no todos los gorditos gozan de esa condición que, para muchos, es vista, incluso, como una bendición. De hecho, estos casos son los menos frecuentes.
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La investigación de la Universidad de Carolina del Sur, en Estados Unidos, que reclutó a más de 43.000 personas en 24 años (de 1979 al 2003), encontró que solo el 30% de la población obesa goza de esa “rara” condición de ser metabólicamente saludable.
Son los obesos “dichosos” que, a pesar de su figura redondeada y modosita, están bien en indicadores como triglicéridos, colesterol y glicemia.
La nutricionista Larissa Paéz es tajante en este tema: “Eso es totalmente cierto. La gente debe saber que el estudio se hizo muy famoso por la muestra tan grande (2,88 millones de personas), pero nada más se enfocó en analizar el peso y la muerte. No toma en cuenta ni el sexo, ni la raza, ni la edad, ni el nivel de fitness (acondicionamiento físico)”, mencionó.
Páez sostiene que puede haber personas con sobrepeso leve más saludables porque hacen ejercicio, que aquellos flacos sedentarios: “Todo tiene que ser muy individualizado. Para llegar a una conclusión óptima que favorezca a la persona, se deben revisar las pruebas de sangre, la actividad física y la dieta. ¿Hasta cuánto es saludable el sobrepeso y la obesidad? Es muy difícil saberlo. Hay personas que, de acuerdo con sus características, no pueden pasarse un solo kilo porque desarrollan males como diabetes”.
Preste atención
El médico Álvaro Barranechea, quien también estudió Educación Física y Deportes y es director Técnico y Médico del Grupo Multispa, sostiene que “es difícil establecer que el peso sea el maracador más sensible de una buena salud”.
“Podemos decir que si uno mide las consecuencias de estar muy delgado con las de tener un poco más de peso de lo ‘normal’, quizás los riesgos de estar bajo de peso sean peores o de mayor cuidado.
”Por ejemplo, una persona muy delgada se asocia con una pobre masa muscular y esto podría traducirse en un metabolismo basal bajo. Lo anterior no es lo más beneficioso; además, metabólicamente, una persona muy delgada comparada con otra con un poco de peso debería tener mayores cuidados o someterse a medidas de mayor seguimiento a la hora de iniciar un plan de ejercicios”.
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¿Cuánto sobrepeso y cuánta obesidad es “saludable”? Esto dice el médico: “No es sano poner un número cerrado. Lo más importante es estudiar a la persona desde varios perfiles de salud: metabólico, postural, genético y médico. Si una persona de contextura gruesa es físicamente activa, posee un porcentaje de masa muscular importante, tiene su perfil lipídico controlado, su HDL (colesterol bueno) alto, su glicemia y su presión arterial controladas, no tenemos mucho de qué preocuparnos. Pero si esa misma persona tiene su HDL bajo, su glicemia en rangos de prediabetes o diabetes tipo 2 y su presión arterial en el límite, en este caso sí tendríamos que actuar. Se trata de evaluar a la persona desde una perspectiva integral”.
Por la mínima
La obesidad tiene un componente genético y, según Barrenechea, hay más de 120 genes reconocidos que la desencadenan.
A pesar de lo anterior, asegura el médico, hay personas obesas, activas físicamente y con una nutrición adecuada, que son fuertes y funcionales, soportan cargas de entrenamiento y tienen un perfil metabólico aceptable. De hecho, están en mejor condición que un flaco.
“La obesidad como estilo de vida se cultiva desde que nacemos, incluso antes de ser concebidos. Una madre obesa, al quedar embarazada en esa condición, predispone a su hijo a ser obeso y, por ende, a sufrir de riesgos metabólicos y cardiovasculares en la adultez”, destaca Barrenechea.
Que los flacos no suelten al viento las campanas y que tampoco los gorditos brinquen de la alegría, es el llamado que hacen quienes conocen el tema.
Sobre todo, los gorditos. Son pocos a quienes el cuerpo les da ese compás de espera. Por ahora, los datos de la OMS dicen lo contrario.
A la mayoría los atacan enfermedades que bien podrían provocarles la muerte. Según la OMS, el 44% de la carga de diabetes, el 23% de la de cardiopatías isquémicas y entre el 7% y el 41% de algunos cánceres, son atribuibles al sobrepeso y la obesidad. ¡No queda más remedio que moverse y agregar más frutas y verduras a la comida nuestra de cada día!