23-07-2012. Hora: 09:30 a.m.- 12:20 p.m. Recorrido por tres colegios con el fin de obtener el punto de vista de algunos jvenes sobre los programas de estudio para la afectividad y sexualidad que a partir del 2013 se incluirn en el plan de estudio de stimo, octavo y noveno ao. En la foto, Alvaro Vega, alumno del Colegio Humanstico de Costa Rica. Fotos: Mayela Lpez (Mayela_Lopez)
En la pizarra, el dibujo de una vagina y muchos espermatozoides. Al frente del aula, una profesora de Biología tratando de explicar la reproducción humana. Y en los pupitres, decenas de chicos con edades cercanas a los 14 años, curiosos e intrigados.
La joven Dyalah levanta la mano y pregunta: ¿cómo llegan los espermatozoides hasta la vagina? La docente había omitido esa explicación tan esencial. “Pues... ¡nadando!”, responde la educadora desde su peldaño magistral.
“¿Cómo, nadando?”, vuelve a cuestionar Dyalah al ver que su duda no fue disipada. “Nada, nada. Nadando. Eso es todo lo que les voy a decir”, dice la docente.
En el recreo, los que más sabían se burlaron de la profe... , ¡qué salida de señora! Pero hubo otros que realmente no sabían la respuesta a la pregunta de Dyalah y ese día volvieron a sus casas con la duda latente.
“Tenemos una gran deuda con los muchachos en el tema de sexualidad. Es una deuda histórica que ha afectado a muchas generaciones”, manifiesta la actual viceministra de Educación, Dyalah Calderón, protagonista de la historia narrada, que sucedió hace 30 años.
Han pasado muchos cursos lectivos desde 1982, pero la cosa no ha mejorado mucho, confiesa la jerarca: los docentes temen tocar el tema y los muchachos aprenden a pura experiencia.
Datos de la Encuesta Nacional de Sexualidad (2010) revelan que el 22% de los hombres y el 11,2 % de las mujeres tuvieron relaciones sexuales antes de cumplir 15 años, mientras que un 67,9% de ellos y un 51,4% de ellas lo hizo antes de los 18 años. A esto, súmele que, aproximadamente, el 19% de los embarazos en el país son de mujeres menores de 20 años.
Con el fin de saldar tal deuda y prevenir situaciones como las señaladas, el Ministerio de Educación Pública (MEP) ideó un nuevo enfoque para abordar la temática: el “ Programa de estudio de Educación para la Afectividad y la Sexualidad Integral ”. Este, más que una guía, es un documento para los docentes con conocimientos para que los muchachos puedan aprender. Se le da énfasis a la reflexión, al análisis y al diálogo entre profesor y alumnos.
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Si bien el programa incluye el tradicional consejo de utilizar el condón y otros métodos anticonceptivos, este va más allá, pues incorpora, además de la dimensión biológica, una visión psicoafectiva, de salud y de toma de decisiones responsables.
Además incorpora el tema del placer, el disfrute de esa sexualidad, las sensaciones que genera en el cuerpo y lo netamente emocional.
“El centro no son las relaciones coitales, sino que se busca que los muchachos sean felices, que desarrollen habilidades para vivir y que construyan relaciones bonitas”, dice Calderón.
Dicho programa fue aprobado por el Consejo Superior de Educación y deberá empezar a utilizarse a partir del curso lectivo del 2013 en sétimo, octavo y noveno año, en las cursos de Cívica y Ciencias.
La forma en que los docentes impartirán los contenidos también implica un cambio, pues se apuesta a una educación menos magistral y más de diálogo, donde se aborde el tema con la ayuda de dinámicas y juegos a partir de canciones, películas o poesías.
Sin embargo, es sabido que no a todos los entusiasma este remozamiento de la educación sexual. Algunos están escandalizados y cuestionan, entraban y sostienen que el camino de los colegiales debe ir por rumbos mejor delimitados y menos liberales en el ámbito de la sexualidad.
Casto hasta el altar
Juan Luis aprendió sobre sexualidad en la escuela dominical de la iglesia donde se congregaba. Allí le enseñaron lo que predican las Sagradas Escrituras: que existen pasiones desenfrenadas y que la mujer debe ser respetada. Sobre todo, aprendió que hay tres pilares sobre los cuales se apoya la sexualidad: la castidad, la virginidad y la abstinencia.
Tenía 11 años cuando empezó a recibir información sobre el tema. Esa doctrina, aunada a lo que aprendió en el colegio sobre el aparato reproductor masculino y femenino –lo justo y necesario, asegura–, forjaron sus bases sobre sexualidad.
Ahora Juan Luis Calvo supera los 40 años y es el presidente de la Alianza Evangélica, organización que, asegura él, agrupa al 80% de las congregaciones del país, unas 2.700.
Han pasado los años, mas su postura no ha cambiado en este campo. De hecho, es el principal opositor al Programa de estudio de Educación para la Afectividad y la Sexualidad Integral.
Él coincide con la viceministra Calderón con respecto a la deuda que se tiene con los jóvenes en materia de sexualidad, pero opina que este nuevo abordaje del MEP pareciera decirle a los jóvenes: “Hagan lo que quieran y con quien quieran, mientras lo hagan con condón”.
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Por ello, Calvo, instó a miembros de su Iglesia a pronunciarse en contra del programa por medio de recursos de amparo ante la Sala IV.
Las objeciones ante los magistrados superan las 2.500, y la mayoría sigue el machote elaborado por la Alianza Evangélica.
Su argumento es que no se consultó a los padres de familia al elaborar este nuevo programa. Lo que este grupo pretende es que la propuesta del MEP sea enterrada y se inicie la construcción de una nueva.
“En este programa, hay un ayuno de esos valores y principios que garantizan cero embarazos y cero enfermedades de transmisión sexual. Nos referimos a la abstinencia, la castidad y la virginidad.
”La sexualidad se debe disfrutar en el tiempo adecuado con la persona adecuada, y bajo el esquema adecuado, desde una perspectiva responsable y no desde la plataforma del placer por el placer”, argumentó Juan Luis Calvo, quien enfatizó que las relaciones coitales se deben dar exclusivamente dentro del matrimonio y que así debería enseñársele a la juventud: vírgenes y castos hasta el matrimonio; “la abstinencia es la clave”, insiste.
Culpa del tampón
Margarita perdió su virginidad cuando estaba en sétimo año. O al menos eso fue lo que le dijo su maestra de Educación Física de entonces.
Cuando la muchacha iba a clases de natación, con la mayor naturalidad del mundo usaba tampones, mientras el resto de sus compañeras empleaban toallas sanitarias.
Esa decisión tan particular fue vista con morbo y malicia por las demás jóvenes y por la profesora, quien le dijo que, con esos tampones, “se estaba autoviolando” y que había perdido la virginidad. A sus 13 años, Margarita rompió a llorar ante tal sentencia.
Ahora, convertida en psicóloga y sexóloga, Margarita Murillo, asesora del MEP en la elaboración del Programa de estudio de Educación para la Afectividad y la Sexualidad Integral, se ha fijado como misión el traerse abajo tantos estereotipos y el poder explicarle a la población –sobre todo a colegiales–, conceptos relacionados con la sexualidad, como la virginidad.
Murillo sostiene que opciones como la castidad y la abstinencia sí están contempladas en el programa, pero que el objetivo no es imponerlos, sino dar a los muchachos la información y los instrumentos para que sean ellos quienes tomen la decisión que mejor les parezca, siempre desde el plano de la responsabilidad y la asertividad. Aclaró, eso sí, que también se hablará del disfrute de la sexualidad y de cómo hacer que la experiencia sea placentera.
“¿Cómo es posible que la gran mayoría de muchachos que están por cumplir sus 30 años sufran de eyaculación precoz, o que haya mujeres que nunca han experimentado un orgasmo? ¿Cómo puede ser que haya un desconocimiento generalizado del clítoris? Eso también es una formación necesaria, que no se está dando correctamente”, indicó.
Esa introducción del concepto “placer” no solo genera molestia en un sector de la iglesia evangélica, también en el seno de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica.
El sacerdote Javier Román, vocero de esta instancia, manifestó –a través de la oficina de prensa de la entidad–, que el nuevo programa del MEP induce a la búsqueda del placer desvinculándolo de toda responsabilidad. “La dimensión reproductiva de la sexo-genitalidad es fundamental y, sin embargo, es apenas mencionada. En cambio, la dimensión ‘placer’ es el hilo conductor del programa. No está expresada la fuerte conexión entre deber moral –conciencia–, el necesario dominio de sí y la vivencia de la propia sexualidad”, argumentó en un correo electrónico.
Para la Conferencia Episcopal, el programa tiene información técnica sesgada en el campo sexual, lo cual no contribuye a la solución de los problemas, sino que los agrava.
“La ‘cuestión moral’ se resuelve con la información sobre la aplicación de ‘medios seguros’ para evitar la concepción. Se pretende ofrecer una educación ‘neutra’ que prescinda de Dios como creador que ha dado un ‘norte’ a la persona, sin tomar en cuenta que los destinatarios, en su inmensa mayoría, son creyentes”, recalcó.
Estos argumentos se plantean pese a que la Encuesta Nacional de Sexualidad mostró que el 93% de los ciudadanos está de acuerdo con que se imparta el tema de sexualidad en los distintos centros educativos.
Diversidad
Otro de los puntos que ha levantando brasas es que el programa incluye el tópico de la orientación sexual.
“(...) la construcción de los vínculos heterosexuales, homosexuales, bisexuales; el impacto en sus vidas y en la de los demás, la presencia de la madurez emocional y los valores como fuentes de protección y promotoras de respeto y disfrute de las diferencias”, dice el documento.
Para Juan Luis Calvo, quien además es abogado y pastor, esto significa una amenaza. A su criterio, se quiere adoctrinar a los colegiales para que vean como “normales” o “naturales” ciertas conductas.
“Me refiero a que hay una intención solapada de enseñar a los adolescentes y a los jóvenes, conductas sexuales que son antinatura”. Cuando se le pidió especificar su posición, añadió que la homosexualidad no debe ser avalada ni promovida.
“No se trata de odiar a los homosexuales; hay que amarlos y respetarlos, pero para ayudarlos a encontrar su verdadera identidad”, manifestó.
Puntos de vista como este hacen recordar a Manuel Abarca una adolescencia llena de prejuicios y estereotipos. Aún retumba en sus oídos el discurso de que la homosexualidad es algo patológico y curable, generalizado en sus años de colegio.
“Lo malo es que mucha gente aún piensa así”, comenta Manuel, quien actualmente labora como promotor de derechos del Centro de Investigación y Promoción para América Central de Derechos Humanos (Cipac).
Su trabajo consiste en visitar colegios y comunidades para promover el respeto hacia la personas con una orientación sexual distinta a la mayoritaria , derribar mitos y temores, y lograr una mejor aceptación para quienes se sienten excluidos por dicho reconocimiento.
Desde el 2008, hay una directriz del MEP para detener y denunciar cualquier tipo de discriminación; en el marco de esta instrucción, se reparten folletos y se dan charlas. Sin embargo, confiesa Manuel, a la hora de poner en práctica la orden, pocos colegios cumplen con esta tarea.
Ante tal panorama, considera que el nuevo Programa de estudio de Educación para la Afectividad y la Sexualidad Integral es un progreso.
“La sexualidad humana se ha visto desde un enfoque heteronormativo, respaldado por discursos fundamentalistas, en donde etiquetan y subrayan lo que está concebido desde una supuesta normalidad. Pero, en la sexualidad tiene que haber un proceso de descubrimiento. La sexualidad humana es integral abarca todas las posibilidades”, resaltó.
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Lo que se avecina
Pese a la avalancha de recursos de amparo, el MEP sigue trabajando en la implementación de los programas. En setiembre, comenzará un plan piloto en 15 colegios, para lo cual, primeramente, se capacitará a los docentes en jornadas continuas e intensivas.
“Los estudiantes están esperando que llevemos esta propuesta a las aulas; debemos saldar esta deuda histórica. La postergación del inicio de relaciones sexuales será una consecuencia del proceso; el norte es formar integralmente a las personas para que tomen una decisión responsable en el momento oportuno”, expresó la viceministra Calderón.
Para la Conferencia Episcopal y para la Alianza Evangélica, el programa generará todo lo contrario y fallará en la reducción del número de embarazos en adolescentes.
La Alianza está dedicada a conseguir 200.000 firmas en contra de la propuesta del MEP, para presentarlas directamente a la presidenta de la República, Laura Chinchilla. Según dicen, llevan cerca de 100.000.
No obstante, en el mismo sector evangélico hay quienes apoyan el nuevo enfoque de educación sexual del MEP, como sucede con el Consejo Latinoamericano de Iglesias–Costa Rica, que presentó un documento ante la Sala Constitucional respaldando el proyecto.
“Creemos en la importancia de la educación como una herramienta valiosa para la niñez, la adolescencia y la juventud; para aprovechar sus talentos y los dones que Dios les ha concedido, y para asumir las experiencias de la afectividad y la sexualidad, de manera informada e integral, como sujetos sociales de derecho”, sostiene el grupo.
Manuel Abarca, promotor de derechos del Cipac, se muestra esperanzado en caso de que logre poner en práctica el programa de educación sexual del MEP.
Considera que habrá un empoderamiento de los jóvenes en el tema gracias a que tendrán más información, mejorará su capacidad de decisión y, con un abordaje adecuado, disminuirán las prácticas de riesgo.
Para la viceministra Calderón, todo se resume en formar adolescentes críticos y reflexivos para que tomen decisiones de forma más responsable, y puedan vivir una sexualidad sana y placentera.
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