En el 2016 el sitio más popular de pornografía en línea –Pornhub– lanzará el primer largometraje pornográfico en el espacio.
La grabación de Sexplorations tendrá un valor de $3.4 millones y será posible, en parte, gracias al dinero que donaron múltiples contribuyentes a través de una campaña virtual en Indiegogo.
El proyecto es el próximo horizonte de un negocio con contenido para adultos que cada vez se alberga más en línea y menos en los formatos de otros tiempos: la televisión, el cine y el alquiler de películas.
Hay un boom de contenido gratuito y blogs donde se ve “sexo amateur”, hecho por inexpertos aventurados a grabarse. “Esto ha obligado a que los grandes productores busquen generar contenido más extremo”, dice una publicación de The Economist de setiembre. Los ataques van feroces, atentando contra grandes productores.
A inicios de la década pasada Hollywood estrenaba al año unos 400 filmes, mientras que la industria del cine porno, lanzaba una cantidad entre los 10.000 y 11.000 títulos anuales.
Se calculaba, según el artículo Naked Capitalists, publicado en el 2001 en el New York Times , que la industria en Estados Unidos generaba cerca de $14.000 millones entre el material fílmico, revistas y páginas web. La cifra a nivel mundial, se estima, alcanzaba los $40 mil millones.
Gran cambio
La remuneración obtenida gracias al porno parece haber cambiado de casa, para no volver a la televisión y los lugares de video-alquiler. En Estados Unidos los estudios fílmicos se han reducido de unos 200 a unos 20.
La predominancia de canales similares a YouTube, con acceso en línea a una infinita cantidad de videos parece haber reducido en tres cuartas partes los ingresos que tuvo la industria porno en sus mejores tiempos.
Los neurocientíficos Ogi Ogas y Saj Gaddam utilizaron los datos del sitio de análisis de web Alexa para analizar el tiempo y material que invierte una persona promedio en ver pornografía. Con la información determinaron que, en este último quinquenio, el 4% del primer millón de páginas más visitadas en Internet se relaciona con material XXX.
Los sitios especializados se han multiplicado hasta unos 700 millones, según información de PornHub. Esa página, por cierto, recibió 80 mil millones de visualizaciones de videos en el 2014, con una visitación diaria de 100 millones de personas.
Poco a poco, el acceso a la transmisión de videos en línea parece ser insuficiente.
Marc Dorce, productor de películas porno, la semana pasada estrenó en Cannes su primer filme que requiere de un casco para disfrutar de la realidad virtual con visión 3D a 360° grados.
Las últimas novedades del negocio porno también se redireccionan a las “presentaciones en directo” con webcams . En algunos sitios, con $4 (¢2.164) por minuto, un consumidor puede acceder al contenido en directo. El precio es la mitad cuando hay más personas viendo de forma simultánea.
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En otros espacios se permite que el “artista” y el “público” intercambien mensajes por un chat, mientras que también existe la posibilidad de adquirir implementos y vestuarios utilizados en filmes de esta índole.
Este año PornHub lanzó un sistema de suscripción al estilo de Netflix, con una cuota de $10 mensuales para ver videos en alta calidad y sin anuncios.
Sin embargo, de manera simultánea, se han multiplicando barreras para acceder a sitios especializados. Google planea censurar la búsqueda de palabras clave ligadas a la pornografía, y Visa y MasterCard anunciaron que seguirán los pasos de American Express e impedirán procesar pagos electrónicos para sitios de porno.
Cada vez hay más accesibilidad. El tráfico que accede a PornHub proviene en su mayoría de computadoras (40%), mientras que un 32% ingresa por su iPhone o iPad, y un 32% por un dispositivo Android y el rango etáreo más sustancioso es el que va de 18 a 24 años (un 36%). Del total de usuarios, el 74% es masculino, es decir que las mujeres ocupan una cuarta parte de la visitación total.