Yo soy muy dado a hacer fiestas en mi casa aunque ahora he bajado el ritmo. Las hago más pequeñas porque la vida está dura. Lo bueno de esto es recibir uno a los amigos y pasarla bien. Como anfitrión, me gusta que reconozcan lo bueno que soy”.
“Es el tanate que queda después de todo por más culta y educada que sea la gente. El piso queda hecho un desastre y si hay gente que fuma queda el olor a cigarro por toda la casa.