En julio pasado se cumplieron 45 años desde que el hombre puso por primera vez un pie en la luna. Aquel hombre fue Neil Armstrong y aquel pie fue el suyo, específicamente el derecho.
Como es usual, la historia tiende a recordar con especial atención a los primeros y no a los segundos y por eso es que el “Comandante de hielo” pasó a la fama por ser el humano encargado de debutar en tocar la superficie lunar en la expedición del 20 de julio de 1969.
El segundo, y menos famoso tripulante del Apollo 11 fue Edwin Buzz Aldrin. La oportunidad de ser el primero en descender de la nave por poco fue suya..., pero no.
¿Cómo eligió la NASA al astronauta afortunado cuyo calzado quedaría plasmado en la Luna? Parece que la decisión fue sencilla, según la versión oficial de la NASA sobre aquella misión. En el módulo Eagle no había espacio para que otro tripulante saliera antes que Armstrong, cuyo puesto estaba más cerca de la puerta.
Sin embargo la decisión fue tardía, pues incluso en varias conferencias de prensa brindada antes de establecer los últimos detalles de la exploración, las declaraciones de los altos mandos de la NASA señalaron que aún no se había determinado cuál de los astronautas sería el primero en descender.
En abril –tres meses antes del alunizaje del Apollo 11– se hizo público que el elegido sería Armstrong y no Aldrin. Michael Collins, tercer miembro de la misión, no tenía posibilidades de descender, debido a su responsabilidad como piloto del módulo.
Chris Kraft, quien estuviera a la cabeza de la misión de control en aquella expedición escribió en sus memorias que recuerda que Aldrin, durante varias semanas, hizo una campaña para promoverse como el hombre que debía descender de primero.
En el fondo, según se dice entre rumores, en la elección también se valoró el hecho de que Armstrong tenía más tiempo de estar dentro del programa y proyecto de la NASA; pero, además, de que su ego soportaría la responsabilidad asignada de manera más madura que Aldrin.
Vale recordar que, en total, fueron 29 los astronautas entrenados para las misión Apollo que estaban destinadas a conseguir el alunizaje. De los tres astronautas que finalmente viajaron, Armstrong fue el que se dejó el mérito irrepetible.