Son las 9 de la mañana y, en las calles de Escazú, la humedad sofoca los cuerpos confinados entre embotellamientos de vehículos, pero dentro del estudio Provocarte la escena es distinta.
Luces tenues y música que incita a la relajación reciben a las alumnas de la clase de Kama Aerobics , una nueva tendencia deportiva que llama a las mujeres a ejercitarse y a desarrollar su sensualidad.
Esta técnica, creada por la bailarina Halyna Skrypnyk y la doctora Melissa Hershberg, combina posturas de yoga, pilates, ejercicios cardiovasculares y de Kegel (contracciones para fortalecer los músculos pélvicos).
El objetivo, explica Rosita Cajas , directora de Provocarte, es que quien lo practique no solo tonifique su cuerpo, sino que descubra movimientos que le ayudarán a prevenir la incontinencia urinaria, a facilitar el proceso de parto y a obtener mayor placer sexual.
Las primeras clases en nuestro país comenzaron en enero, cuando Halyna Skrypnyk vino a impartir talleres a alumnas y profesoras del estudio. Desde entonces, la aceptación ha sido tal, que las lecciones se quedaron para siempre en la academia.
La experiencia
Descalzas frente a dos enormes espejos, comienza la clase. El grupo es pequeño y diverso: dos madres de familia, una adolescente y dos profesionales jóvenes. La lección se inicia con respiraciones profundas y estiramientos de todas las extremidades.
“Hay que sentir cada parte del cuerpo”, dice la instructora Irene Rossi.
La música aumenta sus revoluciones: llega el momento del cardio , pero no cualquier tipo de cardio , sino uno capaz de acelerar las palpitaciones propias y ajenas. Hay sentadillas, saltos, contoneos de cadera y de hombros. “Siéntanse como diosas”, dice Rossi a sus alumnas, tratando de transmitirles confianza. Las más tímidas sonríen con algo de nerviosismo, pero ella habla en serio.
Superada esa etapa, se enseñan tres movimientos básicos de los Kama Aerobics: butterfly , que consiste en levantar la pelvis; unicorn , en que se balancean las caderas de un lado a otro, y serpent, que consiste en hacer círculos con estas.
Estas tres dinámicas se hacen de pie y acostadas en el piso, sobre colchonetas. Hay distintas repeticiones y variaciones; la meta es sentir cada músculo del cuerpo.
La última parte de la clase comienza con los ejercicios de Kegel. Sentadas sobre colchonetas, las alumnas escuchan con atención cómo lograr contraer los músculos de la vagina por varios segundos. Aunque la clase es colectiva, este es el momento más privado de la lección.
Los Kama Aerobics llegan a su fin con palabras positivas y posturas de yoga que permiten estirar brazos, piernas y espalda.
El punto final es un premio al gusto: frutas frescas, tomatitos y agua con tajadas de limón se comparten entre todas. Alma, cuerpo y espíritu se van satisfechos a casa. revistadominical@nacion.com