Su rostro quiere engañarnos; pretende reflejar angustia, impotencia, furia... Pero, en realidad, encierra una tristeza natural, consecuencia de la profesión que le ha sacado las canas y que fue testigo de la llegada y partida de su bigote.
Allí, solitario en el banquillo, lanza ademanes e instrucciones a quienes están en el campo de batalla, nadando contra corriente.
Ese día la Sele perdió, para variar, contra la representación de México, 0 a 2 en el Estadio Nacional . Vi ese partido en la pantalla del televisor de una pizzería en Montezuma.
“Pobre Pinto, se le van a ir encima”, me dijo el pizzero , un italiano-argentino que, pese a dejar ver su poco encanto por el deporte rey, conoce bien la regla básica del futbol: la culpa siempre es del entrenador.
Tenía razón: esa derrota, más un empate anterior en suelo nacional ante El Salvador, y otro tropiezo en el Estadio Azteca pusieron a Pinto contra las cuerdas y cerca de un K.O.
Sus detractores hicieron campaña al estilo de Fernando Berrocal y en diversos sectores de la prensa y de la afición, pedían su cabeza en bandeja paisa. En las redes sociales, el hashtag #fuerapinto se popularizó y hasta se creó un grupo en Facebook que promovía su repatriación a Colombia.
“El único que pierde soy yo, siempre; la culpa siempre se la echan a Pinto. Puede haber errores en otros lados, pero el culpable siempre soy yo. Sin embargo, yo sé manejar la presión, cuanto más me joden, más ganas tengo”, afirma el director técnico, reflexivo, tambaleándose entre un discurso de desahogo y uno de orgullo.
Pero, ¿se ha sentido triste?, le cuestiono, recordando el semblante que mostró en aquel juego contra el Tri .
“Muchas veces el trato ha sido injusto... el contenido de las críticas. Me han salido lágrimas; me han dicho cosas terriblemente injustas, mal intencionadas”, sostiene el oriundo de Santander, quien dentro de dos semanas apagará 60 velas en su pastel de cumpleaños.
El diálogo entre el Profe y este periodista se produjo el pasado 8 de noviembre en la sede del Proyecto Gol en Santa Ana. Ya para ese momento, la Sele , el equipo de todos, estaba clasificado a la segunda ronda de la eliminatoria, tras derrotar a la débil Guyana en suelo nacional.
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Tal conquista hizo que se callaran las sirenas de alarma y se apaciguaran los discursos incendiarios que promovían un golpe de estado técnico a Pinto. Pero las dudas siempre se pasean como fantasmas entre el blanco, azul y rojo.
“¿Por qué siempre preguntan por lo malo?, pregunte por lo bueno también”, reclama don Jorge Luis. Lo que quiere él es hablar de la organización de la Federación –algo que siempre aplaude– y del apoyo incondicional de su presidente Eduardo Li, quien, cuando caían las bombas y misiles más letales, salió en su defensa y dijo: “Vivimos con Pinto o morimos con Pinto”.
Tal declaración la emitió días antes del partido ante El Salvador (de visita), en el cual urgía un empate o una victoria. Al final, se venció 0 a 1.
“Yo le dije al presidente: ‘Ni loco perdemos aquí. Esté tranquilo’. Nunca pasó por mi cabeza que no fuéramos a clasificar a la hexagonal, estaba seguro de que pasaríamos”, relata el estratega, quien ya en el pasado había tenido la batuta del equipo tricolor, rumbo a Alemania 2006, pero fue cesado de su puesto tras una serie de malos resultados.
¿Cómo maneja Pinto esa presión? Hay un gran peso sobre sus hombros pues todo Costa Rica está pendiente de la Sele y de su clasificación al Mundial . Pero el reto es más allá de lo futbolístico, por lo que la clasificación implica para la economía nacional y para tener un alegrón en medio de tanta crisis.
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“Es duro porque es una actividad de impacto nacional. El que va a poner la alineación soy yo, y difícilmente esta concuerda con todos los que opinan, tanto la prensa como la afición. Esto es como la comida: no a todos nos gustan los mismos platos...”, sostiene.
“Imagínese que intentara cumplir todos los gustos, que hiciera caso a todas las voces. Entonces, no hubiera alineado a Saborío , y es un hombre importantísimo, que aporta mucho”, añade el Profe , firme creyente en cada una de sus decisiones, aunque lo silben y critiquen.
Aunque consciente de que sus decisiones no siempre son populares, él asegura que la mayoría del “pueblo” lo quiere y aprecia.
“Lo invito a que venga conmigo, a que nos demos una vuelta por la calle para que vea cómo es el trato de la gente, lo que me dicen. Para que vea que es cierto; traiga las cámaras y lo graba”, asevera convencido.
El político
Claramente, la vida de Jorge Luis gira en torno a un balón de futbol.
Su pasión surgió desde muy joven. En su equipo del colegio, jugaban el director y el profesor de Educación Física, pero era él quien lucía la banda de capitán.
No obstante, Pinto nunca llegó a ser jugador profesional, pues lo primero –sentenciaron sus padres desde siempre– era el estudio y, por ende, no había cabida para el futbol.
Convertirse en estratega fue una especie de revancha: ha sido campeón con el Alianza de Perú , el Cúcuta de Colombia,Liga Deportiva Alajuense y también llevó las riendas de la Selección Nacional de Colombia. Ahora casi todo su tiempo lo dedica al balompié: pasa viendo partidos, analizando jugadas y jugadores, leyendo libros escritos por Pep Guardiola...
Para su vida privada le queda poco tiempo.
Sus hijos, ya adultos, no viven en Costa Rica, aunque asegura que habla casi a diario con ellos por teléfono. Su compañera, de la que solo dice que es “una ejecutiva” tampoco reside aquí. Lo que hacen para mantener vivo el amor, es visitarse cuando se puede'
Pero él tiene otro gran amor, además del futbol, sus hijos y su novia' probablemente el más ingrato de todos: la política.
Jorge Luis Pinto siempre se ha declarado un hombre de tendencia a la izquierda. Incluso en su juventud fue dirigente estudiantil y militó en partidos políticos.
En esa época, recuerda, fue a parar a la cárcel por participar en manifestaciones que buscaban reivindicar derechos sociales. Fueron solo tres días y, aunque él no lo dice, tal incidente fue como una medalla de oro. Hasta la fecha, sigue defendiendo los mismos ideales. Por ejemplo, no duda en señalar a Fidel Castro como uno de sus ídolos: “Tiene virtudes y defectos, pero lo que ha hecho por la defensa de su pueblo es de admirar”, resalta.
Aplaude también la labor de Evo Morales en Bolivia y, en cuanto al venezolano Hugo Chávez, el colombiano Pinto opina que “tiene cosas buenas y malas”.
Ya en territorio tico, asegura que le llaman la atención el trabajo y el discurso de dos políticos, aunque, paradójicamente, las posiciones de ambos son diametralmente opuestas.
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Uno es el expresidente Óscar Arias, principalmente por su labor en el proceso de paz en Centroamérica hace 25 años; el otro es Ottón Solís, fundador del Partido Acción Ciudadana, sobre todo por su compromiso con las causas sociales.
Lo pendiente
Pese a su interés en la política, asegura que ningún partido político, ni en Colombia ni en Costa Rica, lo ha llamado para participar en él o le ha manifestado interés en aprovechar su imagen con fines propagandísticos.
Habría que esperar a ver cómo le va a la Sele , ya que, si se logra el anhelado tiquete a Brasil 2014 , su popularidad crecería como la espuma.
A propósito de eso, le hacemos la pregunta infaltable: ¿Clasificará Costa Rica al Mundial?
Su respuesta es optimista y mesurada: “En mi cabeza no cabe ninguna duda. Vamos a clasificar siempre y cuando no pase nada extraordinario, ni lesiones ni expulsiones en partidos”. La aclaración que hace –“siempre y cuando no pase nada extraordinario”– parece una cláusula o póliza.
Lo dice, sobre todo, por los tropiezos que ha sufrido la estrella y referente del equipo patrio, Bryan Ruiz, quien se lesiona cada vez que debe jugar con la camiseta roja.
¿Dependemos de Bryan?, pregunto.
“No; Ruiz tiene un juego muy atractivo y brillante. Es importante, pero también tenemos virtudes en la zona de defensa y en el ataque”, asegura.
Ya pasaron 28 minutos desde que empezó la entrevista y el entrenador se disculpa pues debe marcharse, pero antes, le toca atender a otro medio de prensa.
“Así como dijo el presidente (Eduardo Li), de que Costa Rica muere o vive con Pinto, yo se lo cambio y le digo: Pinto vive o muere con Costa Rica. Las lágrimas van a ser de alegría”, profetiza.