Mariana tenía 22 años cuando murió. Era bailarina desde los 6 años y hacía ya algún tiempo que encabezaba la lista de intérpretes en espectáculos de Hollywood, Europa y Asia. Una insuficiencia hepática la trajo de vuelta al Hospital México en Costa Rica a inicios de marzo del año pasado y después de un trasplante de hígado, una serie de complicaciones le quitaron finalmente la vida.
Los medios de comunicación ilustraron la noticia con varias fotos y videos tomados de su perfil de Facebook. El mismo día, la noticia llenó su muro de buenos deseos para su familia y de mensajes de despedida. Hoy, después de un año, los mensajes siguen: “...extraño tus llamadas llenas de emoción contándome adonde o con quién ibas a bailar (...) siempre, a cada minuto pienso en ti. Te amaré por siempre!!!”, “ Te extraño demasiado...”,
Los aniversarios son las fechas en que los amigos y familiares más homenajean a sus seres queridos. Desde simples “te extraño” hasta enlaces a YouTube o fotos del pasado.
En la que fue su fecha de cumpleaños, 60 de los 800 amigos de Mariana la felicitaron y postearon buenos deseos en su muro.
Según la psicóloga Paula García, en algunos casos, los estados del duelo se trastocan en la mediación virtual. En el duelo online, algunas veces se transita por la ilusión de la permanencia de una persona como si estuviera viva: a través de sus fotos, sus comentarios, su perfil.
En otros casos, el Facebook también es el espacio para suplir una necesidad de compartir un proceso doloroso con otros .
Para la red, morir no es necesariamente un problema. Las cuentas no se cierran por inactividad y los perfiles de personas fallecidas permanecen abiertos y tan disponibles como su propietario haya determinado en vida. Hasta hace un tiempo, solo aquel que tuviera la contraseña podía acceder, publicar o cerrar la cuenta como si se tratara del usuario original. Sin embargo, son pocos los casos en los que la contraseña en redes sociales se deja como parte del testamento. En la mayoría de las ocasiones, el perfil permanece tal como la persona lo dejó.
Es por esta razón que Facebook y otras redes han diseñado mecanismos para rendir tributos virtuales eternos a quienes dejan en manos ajenas sus redes sociales.
En el futuro
Socialbakers (empresa que analiza el comportamiento en redes sociales) calcula que en Costa Rica el 10% de los usuarios de Facebook tiene 65 años o más. Si se tiene en cuenta la esperanza de vida nacional, en una década, algunos de estos usuarios podrían haber muerto y miles de perfiles quedarían flotando en la web.
Por esta razón, la red social implementó desde el 2009 la posibilidad de transformar el perfil en una “cuenta conmemorativa”. En estos casos, un familiar o amigo cercano tiene que enviar un formulario para demostrar que es verídica la muerte de la persona mediante un enlace al certificado de defunción, un obituario o una noticia en la prensa.
Este tipo de página no es accesible a través de la búsqueda pública. Si el perfil era privado, únicamente verán las publicaciones los “amigos” del usuario. El contenido que la persona fallecida haya compartido permanece en Facebook. Eso sí, las biografías conmemorativas no permiten etiquetar al usuario fallecido en ningún post o foto.
Hay otras opciones para que la vida virtual continúe. En Entrusted custodian las contraseñas y las habilitan a familiares o socios del cliente, en caso de fallecimiento.
Otras compañías online similares notifican a las personas sobre el fallecimiento de alguien que ha contratado sus servicios.
If I Die, por ejemplo, ofrece a los usuarios la posibilidad de grabar un mensaje para que se publique en su muro en caso de muerte.
Carlos, el hermano de Marina, sigue escribiendo en el perfil de su hermana tras su muerte. Según cuenta, para su familia y amigos, Facebook seguirá siendo el portal para sentirse comunicados de algún modo con ella.
Mientras unos rezan y otros encienden velas , en la nueva era digital habrá quienes van elaborando su duelo por medio de nuevos posts .