El alcalde de Toronto, Canadá, camina descalzo de un lado a otro con una torpeza que delata su ebriedad. Hace más de tres años, Rob Ford fue electo gobernador de la ciudad y hoy se pasea por la sala de su casa gritando insultos frente a una cámara de celular que lo graba en secreto.
Unos días después, el video se vuelve viral y –de nuevo– la ciudad de Toronto ve a su alcalde borracho en las noticias.
Las cámaras y los teléfonos celulares han vuelto más pública la vida privada del gobernador de la tercera ciudad más poblada de Norteamérica. Ahora se sabe: Toronto está gobernado por un tipo a quien las cámaras captaron cuando lo echaban –por borracho– de un partido del equipo local de hockey, alguien que fue acusado de haber tocado inapropiadamente a una concejal durante un evento público, y un individuo que reconoció haberse paseado completamente ebrio frente a la Alcaldía, con una botella de brandy. Esto, después de que se publicaran videos suyos profiriendo epítetos racistas contra el taxista que lo había conducido hasta allí.
Más recientemente, el blog Gawker y el periódico Toronto Star aseguraron tener una grabación en la que se observaba a Ford fumando crack junto con varios hombres acusados de narcotráfico. Tras varios meses de negar el escándalo, Rob apareció ante las cámaras con frases improvisadas de disculpa, aceptando que consumió la droga.
Ese día, en conferencia de prensa, con la cara ancha y roja, el gobernador emitió un discurso carente de la fanfarria política común. Fue cuando admitió que “había fumado crack después de una estúpida borrachera”. Sin embargo, las intenciones de renunciar o el deseo de someterse a rehabilitación, no formaron parte de la disculpa pública.
Luego de aquel discurso, la cadena CBS reportó que el 44% de popularidad que tenía el alcalde de Toronto antes del escándalo, seguía intacto y que, más bien, habían comenzado a venderse por centenares unos muñecos miniatura de Rob Ford, nuevos souvenirs del político convertido en celebridad.
Marci McDonald, periodista de Toronto Life Magazine , intentó analizar lo que sucedió. Razonó que la llegada de Ford a los primeros planos de la escena nacional constituye “la consagración del hombre común como político”, es decir, de alguien que no sobresale por su elocuencia, su carisma ni sus ideas, sino por su “enunciación llana como ciudadano”.
“Este tipo es la antítesis del político que controla su imagen con experiencia, pero ningún periodista quiere perderse sus apariciones públicas”, comenta McDonald.
En uno de sus últimos encuentros con la prensa, Ford demostró la poca habilidad que tiene para dirigirse al público cuando chocó de frente con el lente de una cámara. El video del golpe se hizo popular en páginas de Internet dedicadas a hacer mofa del gobernador.
Lo curioso es que pese a las bromas y a ese estático 44% de aceptación, las redes sociales se han desbordado en comentarios que exigen la renuncia de Ford.
Las solicitudes de recuncia llegaron hasta el ayuntamiento de Toronto, el cual aprobó el pasado viernes, por abrumadora mayoría, despojar al alcalde Rob Ford de algunas de sus facultades. La medida busca acotarlo ante su negativa a renunciar por su conducta irregular y su hábito de consumir drogas y beber en exceso.
Mientras tanto en Twitter, las discuciones se ha convertido en un dolor de cabeza para aquellos usuarios que llevan el mismo nombre del alcalde. @robfordmancs , un profesor de la Universidad de Manchester en Inglaterra, comenzó a recibir tuits con insultos cuando se volvió a calentar el escándalo a inicios de este mes. Una de sus últimas actualizaciones en la red dice : “Parece que el alcalde Rob Ford está en problemas de nuevo. Quiero aclararles que yo no soy él; soy mucho más aburrido”.
La información fue actualizada, respecto a la edición impresa de la Revista Dominical, debido a eventos recientes.