La versión original de esta nota fue publicada por el periódico El Mercurio, de Chile (GDA).
Armas
Puede que mucho del equipo bélico ruso huela a naftalina, pero Vladimir Putin sabe que Moscú aún tiene músculo militar. Y no tiene problemas para exhibirlo: unos 10.000 soldados rusos participan en ejercicios en la frontera con Ucrania, ha enviado cazas Su-27 y aviones de transporte militar a la vecina Bielorrusia, mientras que Sukhoi SU-33 y helicópteros antisubmarinos Ka-27 realizan maniobras en el Mediterráneo. Su superioridad frente a Ucrania es abismal (845.000 soldados frente a 129.000; 2.500 tanques ante 1.100; 1.388 aviones versus 221), a la que se suman milicias prorrusas y fuerzas cosacas, pero esa es solo una anécdota de una apuesta mayor: Putin está empecinado en recuperar la industria bélica, para lo cual impulsa un plan de $730.000 millones para modernizar las Fuerzas Armadas hasta el 2020, el cual incluye la adquisición de unos 1.000 helicópteros nuevos, 600 jets, 100 barcos de guerra y ocho submarinos nucleares. Una pieza central es el desarrollo del Sukhoi PAK T-50, el primer caza de quinta generación ruso y el primero cuyo diseño no deriva de naves soviéticas... un juguetito con la firma de Putin.
Bashar al Assad
Obstinado, Putin fue la piedra de tope de las intenciones de Occidente para intervenir en la guerra civil en Siria. Pese a la contundente evidencia de abusos y de uso de armas químicas por parte del régimen, el Presidente ruso se mantuvo firme al lado de Bashar al Assad –uno de sus principales aliados y clientes en Oriente Medio–, bloqueó toda iniciativa condenatoria en el Consejo de Seguridad de la ONU contra Damasco y propuso un plan de desarme que evitó, en los últimos momentos, un ataque de Washington.
Crimea
La península del Mar Negro, que en 1954 fue cedida a Ucrania por Nikita Kruschev, es el último golpe a la mesa de Putin, quien oficializó ya la anexión de la que ahora sería una provincia rusa. Para los crimeos, el 58% de los cuales es de origen ruso, integrarse a la Federación Rusa es volver a sus orígenes; para el Mandatario ruso, en cambio, el asunto tiene que ver con no perder totalmente su influencia en Ucrania, cuna de la civilización eslava y territorio estratégico para la proyección mundial de Moscú. Como dijo el analista Zbigniew Brzezinski, asesor de Jimmy Carter: “Rusia sin Ucrania es solo un país. Pero Rusia con Ucrania es un imperio”.
Chechenia
El ascenso político de Putin en Rusia está ligado con la explosiva situación en la República de Chechenia. Luego de que en 1999 las milicias rebeldes islamitas lanzaran un ataque al vecino Daguestán, el recién ascendido Primer Ministro Putin –por entonces desconocido– ordenó un masivo y devastador ataque a las principales ciudades chechenas, hasta que en el 2000 esta región del Cáucaso norte volvió al control directo del Kremlin. El tono nacionalista de Putin en Chechenia lo catapultó como el político más popular del país. Y el más duro.
Dimitri Medvedev
Es el escudero más fiel de Putin. De perfil tecnócrata, el actual Primer Ministro conoció al Mandatario en los años 90 en la alcaldía de San Petersburgo, y junto a él escaló en el Kremlin: fue su jefe de campaña, jefe de gabinete y viceprimer ministro, hasta que Putin le encargó en el 2008 que se postulara a la Presidencia. En lo que fue conocido como el gobierno de “tándem presidencial” o de “bicefalia ejecutiva”, entre el 2008 y el 2012 Medvedev asumió como Presidente mientras Putin era el Primer Ministro, pero todo el mundo sabía que Putin era el mandamás y que Medvedev no hacía más que guardarle la silla a su jefe para que se volviera a postular.
Euroasia
Parte del interés de Putin en Ucrania responde a su proyecto para crear la Unión Euroasiática, un bloque comercial y de libre tránsito inspirado por el Tratado de Schengen, que pretende asociar a Rusia con países de la ex-URSS como Kazajstán y Bielorrusia. Según el mismo Putin, el objetivo es crear “una asociación supranacional que sea capaz de convertirse en uno de los polos del mundo moderno”. Ucrania, a los tirones entre la UE y Moscú, era quizás el miembro más importante de ese proyecto. A mediados de marzo, Kiev firmó un acuerdo de asociación con la UE.
Forbes
Los rankings siempre son antojadizos y cuestionables, pero que la revista Forbes haya considerado a Putin como el hombre más poderoso del 2013, desplazando a Barack Obama y a Xi Jinping, es un signo de los tiempos que corren.
Gazprom
Es una de las mayores herramientas de chantaje de Putin. La empresa, principal extractora de gas a nivel mundial (17% del total), es controlada de manera política por el Kremlin, que ya ha mostrado antes su poder en materia energética cuando en el 2006 cortó la llave del gas a Ucrania y a varios países de Europa en pleno invierno. Hoy, el 80% del gas ruso que se exporta a Europa pasa por Ucrania, y el 40% del gas que importa el Viejo Continente proviene de Rusia.
Homosexuales
Putin no solo irrita a Occidente por su política exterior agresiva, sino que provocó una ola de indignación mundial tras firmar el año pasado una ley que prohíbe en Rusia la “propaganda gay”.
Imagen
Un día pilotea un Fórmula Uno; al otro, un avión para apagar incendios. A mitad de semana, doma un tigre siberiano, monitorea el corazón de un oso polar o bucea en el lago más profundo del mundo. La aventurera agenda de Putin –quien además es cinturón negro de judo y de lucha rusa (sambo)– no solo hace ver como amateurs a Rambo y James Bond juntos, sino que muestra uno de los lados más curiosos del Presidente ruso: su obsesión con su imagen. “Él simplemente hace sus propias relaciones públicas”, confesó un exempleado de la agencia Ketchum, contratada en EE.UU. para mejorar la imagen del Mandatario, pero cuyos consejos suelen ser ignorados.
JJ.OO. de Sochi
Las Olimpiadas de Invierno, celebradas este año en el balneario ruso de Sochi, fueron presentadas como una vitrina del poder de Putin. Con un nivel de despilfarro pocas veces visto, se convirtieron en los Juegos Olímpicos más caros de la historia, con más de $ 50.000 millones invertidos.
KGB
Es el punto de partida para todos los que pretenden descifrar al enigmático Putin. “Yo aún lo miro a los ojos y veo a la KGB”, confesó el exsecretario de Estado Colin Powell, en alusión a la agencia de inteligencia de la ex-URSS, donde el Mandatario trabajó durante 16 años. Putin estudió en la Escuela de Espionaje, trabajó en contraespionaje, y en 1985 fue enviado a la RDA, a Dresde, donde sirvió hasta la caída del Muro de Berlín. Actualmente, gran parte de su círculo íntimo está formado por exagentes de la KGB, los llamados “siloviki”.
Leningrado
Hoy conocida como San Petersburgo, es la ciudad donde nació Putin en 1952. Proveniente de una familia de clase media baja –su padre era oficial de la Marina soviética, y su madre trabajaba en una fábrica–, el líder ruso estudió derecho en la Universidad Estatal de Leningrado, adonde volvería en los años 90 como asesor de la rectoría. Ahí conoció a Anatoly Sobchak, alcalde de la ciudad y considerado el mentor político de Putin, quien lo nombró vicealcalde y lo introdujo luego en la administración de Boris Yeltsin.
Mijail Jodorkovsky
Fundador de la megapetrolera Yukos, es el principal símbolo de lo que les pasa a quienes se enemistan con Putin. En un juicio sin ningún tipo de garantías, el magnate petrolero –quien era el hombre más rico de Rusia– fue arrestado en el 2003 y condenado a 14 años de cárcel por supuesta evasión de impuestos, luego que cometiera el “error” de desa- fiar a Putin financiando a la oposición. Enviado a cumplir su pena a Siberia, fue indultado en diciembre pasado, justo antes de los Juegos Olímpicos.
Nobel de la Paz
Son las curiosidades de este galardón. Mientras se palpaba la guerra en Crimea, Putin fue postulado este año como uno de los 278 nominados al Premio Nobel de la Paz, por su “papel pacificador”.
Oligarcas
La Presidencia de Putin ha estado marcada por la proliferación de multimillonarios, los llamados “oligarcas” rusos que se beneficiaron de las privatizaciones de los años 90. Según Forbes, hay 111 multimillonarios en Rusia, lo cual coloca al país como el tercero a nivel mundial –tras EE.UU. y China– con el mayor número de magnates, varios de quienes se han hecho conocidos por adquirir clubes de fútbol (como el Chelsea o el Arsenal) o de la NBA (los Nets de Nueva York). En Rusia, sin embargo, andan con mucho cuidado para no caer en desgracia. Putin, básicamente, los quiere en los negocios, no en la política: así se lo hizo saber a Boris Berezovski, quien después de haber sido muy poderoso y rico durante la presidencia de Yeltsin y haber impulsado la carrera de Putin, cayó en desgracia y tuvo que exiliarse en Londres, donde dijo que preparaba la “destitución por la fuerza” del Presidente.
Pussy Riot
La banda punk femenina se convirtió en un símbolo de la rebeldía contra Putin, luego de que tres de sus integrantes fueran arrestadas en el 2012 por cantar una pieza contra el Mandatario en una catedral. Conocidas por sus llamativas presentaciones, han tenido quizá un mayor impacto internacional que otros opositores, como el bloguero Alexéi Navalni o el excampeón de ajedrez Gary Kasparov.
Rusia Unida
Putin tiene control total sobre la agenda legislativa gracias a su partido utilitario Rusia Unida. La agrupación política tiene 238 de los 450 diputados de la Duma, conseguidos en elecciones consideradas fraudulentas, y es seguida de lejos por el Partido Comunista, con 92 escaños. Rusia Unida no tiene una orientación ideológica clara, sino que se basa simplemente en el llamado “Plan Putin”.
Snowden, Edward
“Le metió el dedo en el ojo a Obama” y “le dio una cachetada en la cara a EE. UU.”, dijo el senador republicano John McCain luego que el Mandatario ruso le concediera asilo político al exagente de la CIA Edward Snowden, quien destapó el escándalo por las operaciones ilegales de la NSA.
Terrorismo
Con su fama de duro, Putin ha sido cuestionado por su respuesta frente a atentados terroristas de rebeldes chechenos, como la crisis de rehenes del Teatro Dubrovka, en la que murieron 129 civiles, o la masacre de la escuela de Beslán, con más de 370 muertos, 171 de ellos niños. Tampoco ha logrado evitar los ataques explosivos, recurrentes en el Cáucaso norte, pero que también han llegado hasta Moscú y que en diciembre pasado estremecieron a la ciudad de Volgogrado.
Unión Soviética
A su modo, Putin ha sido el antídoto para una nación moralmente desmoronada tras el colapso de la URSS en 1991, episodio que el mismo Presi- dente calificó como “la catás- trofe geopolítica más grande del siglo XX”. Sin una ideología definida, Putin puso el pa- triotismo como el lema unifica- dor de su gobierno, y a él mis- mo como el ícono de la recupe- ración post-soviética. “Por pri- mera vez en 200 o 300 años, Rusia enfrenta la amenaza real de resbalarse al segundo o incluso al tercer escalón de los estados del mundo”, afirmó cuando asumió el poder, y desde entonces ha hecho lo que ha estado a su alcance para demostrar lo contrario.
Vladislav Surkov
Conocido como el “cardenal gris” del Kremlin o una especie de Maquiavelo ruso, Surkov es uno de los asesores más influyentes de Putin y el ideólogo del sistema político que ha dominado Rusia en la era de Putin. Se le atribuye a él el diseño de la llamada “democracia dirigida” o “democracia soberana”, una serie de políticas autoritarias que han fortalecido el poder del Presidente, restringido los contrapesos institucionales y sometido a los medios y las ONG. EE. UU. y la UE le impusieron sanciones por la crisis en Crimea.
Washington
Pocas veces se había recordado tanto la Guerra Fría como ahora. La tensión entre Washington y Moscú siempre ha estado presente, pero primero por el sistema antimisiles de EE.UU. en Polonia, luego por el programa nuclear de Irán, la guerra en Siria, el caso Snowden y finalmente Ucrania, hoy alcanza un nivel crítico. "Rusia está del lado equivocado de la historia", dice Obama, pero no ha logrado sacudirse de la idea que Putin actúa alentado por la propia debilidad del Presidente estadounidense. Así lo destacó, entre otros, el congresista republicano Mike Rogers: "Putin está jugando ajedrez, mientras nosotros parece que seguimos jugando a las bolitas".
Yeltsin, Boris
El antecesor de Putin fue quien le abrió las puertas al poder, tras renunciar a la presidencia rusa el 31 de diciembre de 1999. Cuando meses después ganó sus primeras elecciones, Putin remarcó que había sido la primera transferencia de poder democrática en los 1.100 años de historia rusa. Sin embargo, el país que heredó de Yeltsin estaba en un estado lamentable, con corrupción generalizada y una severa recesión.
Zar
El poder que ha acumulado Putin y su estilo autoritario han hecho recurrente la comparación con los zares del imperio ruso. En términos de duración de mandato, al menos, ya ha superado a varios, y va por más: gracias a una reforma constitucional que aumentó la duración de los mandatos y le permite una nueva reelección, podría gobernar hasta el 2024, con lo que completaría un cuarto de siglo en el poder. Con ello, superaría al jerarca soviético Leonid Brezhnev (18 años), pero quedaría aún por debajo de Josef Stalin (29 años).