03/03/2013. Estadio de beln, heredia. Aficin brumosa. en la fotografa: ./Pablo Montiel (Pablo Montiel)
S eñores, yo soy cartago desde la cuna; vamos a salir campeones no cabe duda . La afición más fiel. La que más ha llevado palo. La más sufrida. La que llena el estadio cuando se pelea el no descenso. La que acarrea tres maldiciones. Cartago es un sentimiento; te llevo en el corazón, daría toda mi vida por salir campeón . Es, a la que no le importa que las otras hinchadas la tachen de perdedora.
La que no celebra un campeonato desde hace 72 años. La que sueña con los pies en la tierra y apoya pese a la derrota. Hace ya mucho tiempo que la vuelta yo quiero dar; vamos equipo amado no puedes fallar ... ¡Vive, vive! ¡Cartago vive!
Los cánticos suenan en la gradería, y el grito de “Cartaguito campeón” retumba en la vieja metrópoli.
La esperanza se abre campo entre la bruma. El frío y los fuertes vientos no han bajado la calentura por alentar al centenario Club Sport Cartaginés .
Tras el terrible torneo pasado , el conjunto blanquiazul se regeneró y transformó en la Papa Mecánica. En 10 juegos, ha obtenido ocho triunfos y dos empates, lo que le ha permitido adueñarse del primer lugar del campeonato nacional de futbol.
Tal histórica seguidilla de victorias puso a la ciudad más antigua de Costa Rica a fantasear con una resurrección azul.
Ayer, el Cartaginés se enfrentó al actual campeón, Liga Deportiva Alajuelense, en terreno manudo y, al cierre de esta edeición, se desconocía el marcador. Pero, sin importar el resultado, la hazaña brumosa ya es un hecho.
El camino hacia la siguiente ronda está despejado gracias a los 26 puntos –de los 30 posibles– que hasta ayer acumulaba.
Tan solo una catástrofe, una verdadera cartagada o una nueva maldición, harían que el equipo quede fuera de la pelea por el título de monarca.
Pero si así ocurriese, el golpe, lejos de noquear a la afición, la haría más fuerte. La hinchada brumosa ejemplifica aquella frase que versa: “Lo que no mata, te hace más fuerte”.
Los seguidores brumosos están acostumbrados a la derrota y a la decepción, embates que parecen importarles poco. Su pasión es apoyar al equipo, pase lo que pase.
“El Club Sport Cartaginés es como la querida: te da alegrías, pero muuuuchos sufrimientos”, reflexiona Mamadescalza .
Este vendedor de lotería de 49 años de edad, cuyo verdadero nombres es Roy Venegas Martínez, es uno de los personajes más famosos de la “ barra del mercado ”. Es un grupo de gente, la mayoría vinculada al mercado central cartaginés (también hay muchas amas de casa), que asiste a casi todos los partidos para alentar al equipo.
Su mote obedece a que antes de cumplir 25 años, nunca tuvo zapatos. “Vamos viento en popa, pero hay que tener cuidado, ya otras veces hemos estado en lo más alto y nos cae un balde de agua fría”, dice cauteloso.
Más envenenado que Mamadescalza es su amigo de aventuras y mejengas, Alejandro Zúñiga Maroto, conocido como Chamber , quien se encarga de organizar a la barra para que acompañe a la Papa Mecánica, vaya donde vaya...
“Vea, se lo voy a poner así: primero la madre, después el equipo y después los hijos”, asevera el comerciante de 53 años, padre de siete hijos.
La conversación con Chamber es interrumpida por el silbido del árbitro, que señala una falta de la escuadra brumosa.
Ese día, el Cartaginés jugó contra Puntarenas F.C. en el estadio José Rafael Fello Meza Ivankovich. El encuentro terminó en victoria (1 a 0) para los de casa. Fue una fiesta colectiva, teñida con un poco de angustia, por el apretado marcador.
–¡ Mamadescalza , decile algo al guardalínea! ¡No puede ser!, nos quiere robar el partido– clama Chamber a su amigo.
Esas palabras fueron como dinamita para el primero, quien explotó contra el árbitro asistente, como si, de verdad, le quisiera robar algo que le perteneciera por ley.
–Guardalíneas cochino, te va a llevar el diablo por malo, ya viene por vos entre la bruma... ¡Hijo de # & %!
Con la misma pasión, pero mayor recato, José Rafael Fello Meza Montoya, hijo del mejor jugador de futbol que la vida le dio a Cartago, o que Cartago le dio a la vida, expone los porqués de la pasión cartaginesa. {^SingleDocumentControl|(AliasPath)/2013-03-10/RevistaDominical/Articulos/RD10-CARTAGO/RD10-CARTAGO-summary|(ClassName)gsi.gn3quote|(Transformation)gsi.gn3quote.RevistaDominicalQuoteConExpandir^} Nos recuerda, por ejemplo, que el club apagó 106 velitas en el queque de su último cumpleaños, y que hay pocos equipos centenarios en América.
“Es mucha tradición. Un legado, un amor y un cariño especial. Vea usted a Saprissa : lleva cinco torneos sin campeonizar y se habla de crisis; el aficionado está molesto. El Cartaginés lleva 72 años sin levantar la copa y seguimos apoyando”, resalta el señor de 67 años, quien en su juventud defendió los colores azules en la cancha. Ahora, asiste a todos los partidos que se disputan en el reducto que lleva su apellido.
Los maleficios
En la tierra de aguizotes, brujas, maldiciones y creencias, don Fello se apura en aclarar que el buen resultado cosechado por el Cartaginés no se debe a la suerte ni a algún conjuro de la pensionada Madame Gandara . Por el contrario, la responsabilidad cae sobre la nueva directiva, la cual asumió las riendas del club a finales de noviembre pasado.
Con los cambios, se vino el terremoto en la tierra azul: se contrató al entrenador Javier Delgado, conocido como el Sheriff , por estricto y trabajador, se hizo una “limpia” de jugadores que no sentían pasión por la camiseta, y se trajo a otros, comprometidos con la causa brumosa.
“No se trata de que se rompió o se va a romper una maldición, porque eso es pura mentira. Lo que se requiere es un cambio en la forma de dirigir el club”, enfatiza Meza Montoya.
Sin embargo, en Cartago no se habla de una maldición, sino de tres distintas, solo así justifican muchos la sequía de siete décadas sin títulos.
Una de ellas es la que cayó contra el equipo como castigo por haber profanado la Basílica de los Ángeles. Esto ocurrió, cuenta la leyenda, el último año en que Cartago campeonizó, cuando, en plena celebración, unos aficionados ingresaron al templo montando a caballo. {^SingleDocumentControl|(AliasPath)/2013-03-10/RevistaDominical/Articulos/RD10-CARTAGO/RD10-CARTAGO-quote|(ClassName)gsi.gn3quote|(Transformation)gsi.gn3quote.RevistaDominicalQuoteSinExpandir^} Otra evoca un mal augurio echado por el famoso padre Mata Oreamuno, luego de que un grupo de hinchas brumosos le faltaran el respeto. La tercera habla de un muñeco enterrado que trae mala suerte ( ver recuadro: “Leyendas y bruma” ). Todas estas “hipótesis”, no son más que “verdades culturales”: construcciones que surgen del pueblo para explicar, desde lo fantástico, realidades muy particulares. Así lo explica el historiador cartaginés Franco Fernández. “En algunas personas, estas creencias son muy importantes; otras las toman en broma, pero son parte de la identidad y del ser aficionado al equipo”, explica.
En general, en la hinchada azul, todos tienen claro que lo de las maldiciones es una patraña, aunque hay quienes –como Chamber – prefieren no correr el riesgo.
“Si hay que pedirle perdón a la Virgen, vamos. Si hay que venirse de San José caminando, nos venimos. ¿Quién dijo miedo? ¡Los cartagos somos de verdad!”, asegura el fanático.
Identidad
Franco Fernández explica que el sentimiento de Chamber y de la afición cartaga obedece a un fuerte sentimiento de pertenencia que tienen los pobladores de dicha ciudad, la primera del país y desde donde se empezó a poblar el resto del territorio nacional.
“El equipo Cartaginés es una de las muchas representaciones de la identidad de Cartago. La afición es muy fuerte. Al equipo le dan y le dan... y le han dado a través de tantísimos años, y lo siguen apoyando.
”Claro que nos interesa ser campeones; pero si no se es campeón, no importa; es mi equipo, el equipo de mi lugar. Es una vivencia que se entiende solo siendo cartaginés; no está en otras regiones”, manifestó.
Manuel Brenes Calvo, conocido por todos como Chirra , es una muestra extrema de ese fervor por la Papa mecánica.
Chirra tiene 84 años y, siempre que puede, asiste al estadio... con cobija y gorro para espantar la neumonía.
Él vio al Cartaginés campeonizar cuando tenía 11 años. Asegura que, desde entonces, l apoyo al club ha ido de la mano con el sufrimiento. Pese a ello, seguirá animándolo, asegura, hasta que muera.
“Cuando estaba joven, me hacía una sola melcocha con quien le mentara la madre al Cartaginés. A todo el mundo le arreaba”, cuenta Chirra , muy conocido en Cartago por ser bueno para los golpes, al menos en su juventud.
Uno de los grupos que reúne a los aficionados brumosos más jóvenes es la barra Fuerza azul: la más animada y movida en las graderías. Usa bombos, tambores y platillos. Sus cánticos y porras no cesan durante los 90 minutos del juego.
Osvaldo Aguilar Sanabria, un agricultor de 39 años de San Rafael de Oreamuno, es el líder del grupo, el cual data del 30 de enero del 2000.
La nueva barra
“La idea es buscar gente nueva, que la afición se renueve, dejar una cosecha. Cada partido tratamos de acercar a más muchachos y muchachas”, explica, al tiempo que enfatiza que no son una barra brava, como La Ultra morada o La 12 liguista
“La regla es que si alguien va a buscar pleito, tiene que ir solo. Pero si alguien quiere pegarle a uno de nosotros, nos tiene que pegar a todos”, sentencia.
Kiko tiene 15 años y es uno de los más fiebres que integran esta agrupación. Nos pidió no revelar su nombre para evitar que miembros de otras barras le “armen” pleito. “Uno no anda en esas, pero hay otros que sí; usted me entiende”, dice.
El muchacho saborea con placer el buen momento de su equipo, aunque reconoce que esa recompensa es efímera, pues el fin último es alentar a la Papa Mecánica, sin importar el resultado. “Si quisiera ser campeón, si fuera solo por eso, seguiría a otro equipo. Apoyar no se trata solo de ganar”, enfatiza.
Vos sos mi única pasión, no se puede comparar... Para los aficionados más viejos, tener hinchas con esa mentalidad es un logro y un legado.
“Antes, usted le decía a un chiquito que se pusiera una camisa de Cartago, y le metía un madrazo. Ahora, le dicen a la mamá que quieren que el Niño les traiga una. ¡Viera qué orgullo!”, reflexiona, agradecido con la vida, el mítico Chamber . Las cosas que hice por vos, no las hice por nadie. El espíritu del “verdadero aficionado” cartago, añade Chamber , es apoyar, pase lo que pase, en el triunfo y en la tristeza, sobre todo en la tristeza. Te sigo desde pequeño, no me importa nada. En las buenas y en las malas, te aliento hasta el final.
Colaboró el corresponsal Fernando Gutiérrez