La experiencia, no así la calidad, marca diferencia en las rotaciones de ésta Serie Mundial.
Boston carga con el peso de la experiencia. Cuenta con lanzadores veteranos que viven un renacer, como Jon Lester y John Lackey. También un Jake Peavy que en sus mejores tiempos dominó todo.
Los Cardenales no se encojen en este octubre rojo y le apuestan a su nido de pichones, dignos de las mejores rotaciones. Sus novatos sensación, Michael Wacha y Joe Kelly, prometen y han cumplido a cabalidad con la responsabilidad.
Tanto así que Wacha fue galardonado, con el MVP, como el principal responsable de eliminar a los Dodgers de la postemporada.
Ellos son liderados por Adam Wainwright, conocedor de las mieles de otoño, líder de victorias de la Nacional y candidato al Cy Young.
El bullpen. Los inicialistas de Boston lograron, por momentos, ponerse a la altura de la mejor rotación de las Mayores, la de los Tigres. Mas fueron los reservistas quienes ganaron el título de la Americana.
El que Wacha y el cerrador Koji Uehara, ambos sin admitir una sola carrera, hayan sido los más valiosos en las series de campeonato revela la calidad y profundidad del picheo de ambos equipos.
El relevo de las Medias Rojas lució simplemente fenomenal y es su principal carta de presentación para rescatar al equipo de los malos días que puedan llegar.
En particular, el autómata Uehara ha subido al montículo con el halo de un cerrador campeón.
Los Cards no se quedan atrás. Trevor Rosenthal acumula tres salvados en seis apariciones este mes. Sacó 21 outs sin permitir carreras.
Otro novato, Kevin Siegrist, ha mostrado su calidad sacando turnos importantes.
El que los Cardenales tengan un cuerpo de picheo profundo y de calidad puede marcar la diferencia en la serie. Después de todo sus abridores siguen siendo novatos y no están del todo preparados para aperturas largas. Solo Wacha ha llegado más allá de la sétima entrada este mes, mientras que Kelly no ha pasado de seis innings completos.
Así que este emparejamiento pinta para un clásico de pocas carreras y mucha, muchísima tensión. Pero en octubre nadie se puede confiar, los días suelen ser distintos a lo que se ve en la víspera.