San Pedro Sula. Tal vez la afición no está tan pegada como en otros escenarios, sin embargo la presión de 38.000 almas fervientes de fútbol es lo que termina ahogando a sus rivales del área.
Así es el estadio Olímpico Metropolitano de San Pedro Sula, un reducto relativamente nuevo (se inauguró en 1996), pero de infraestructura un poco gastada.
Se creó con motivo de los VI Juegos Centroamericanos de San Pedro Sula en 1997 y desde ese momento se convirtió en sede de la selección catracha.
Ahí mismo han caído los equipos más fuertes del área, como Estados Unidos, México y la propia Costa Rica.
El terreno de juego tiene unas dimensiones de 65 metros de ancho, por 115 m de largo, las medidas oficiales de la FIFA.
Cuenta con una pista atlética de ocho carriles que suman una distancia de 3.800 m.
Sus palcos. algo descuidados, albergan casi 5.000 personas.
Además, del fútbol, en el estadio se realizan más que todo conciertos y actividades de carácter religioso.
Entre la afición y el terreno de juego hay 20 metros, pero entre las graderías y el banquillo visitante solo seis, por lo que la presión del público se siente mucho.
“El temor de los equipos de afuera es por la presión del público, pues tal vez no esté tan cerca, pero acá los sampedranos apoyan mucho y viven el fútbol de forma muy ferviente”, dijo Rubén Darío, encargado de mantenimiento del estadio.
Hoy le realizarán el último corte a la gramilla y se descarta que se rocíe con agua antes del juego.