Por la razón que sea, no hay un solo costarricense que no desee ganarle hoy a Estados Unidos. No importa si este estará en la cancha, en la gradería o en la casa.
Sea 1-0 o por goleada, por revancha o por estadística, para dormir tranquilos o para no dormir. El punto es que todos los ticos están unidos y dispuestos a lo que sea con tal de que la Sele venza.
Sin embargo, a veces no es del todo sabio dejarse consumir por los sentimientos y meterse al pleito de frente y a ojos cerrados.
Esto no es una pelea callejera, pero sí una lucha que no debe perderse si se quiere ir al Mundial. Y en ambos casos, siempre sale mejor parado el que tiene cierta cautela y algunas precauciones.
Por eso el accionar de la Tricolor debe basarse en combinar las dosis justas de emoción e inteligencia.
“Sangre caliente y cabeza fría”, dijo Jorge Luis Pinto, tal y como podrán leer en la siguiente página.
Equilibrio. Los jugadores también lo manifestaron en la semana: mucho del éxito que pueda tener la Sele hoy quedará circunscrito al equilibrio de estas dos sensaciones.
Quizás mucho más que al balance táctico entre defensa y ataque. Quizás mucho más que a la relación entre aciertos y yerros.
Esto indica que cuando la emoción “jale” más que la ecuanimidad, y viceversa, deberán empatarse de inmediato, pues estos tres puntos son tan importantes que no hay espacio para desbalances que conlleven a cometer errores.
Nadie obvia de que el juego está condimentado con una pizca de nieve; sin embargo, la Tricolor no puede dejarse contagiar por eso. Eso sí, tampoco debe estar al margen del menjunje de sentimientos que alberga al país.
Una barrida con buena fuerza, pero al balón; un pique al espacio al 100%, pero con sapiencia; un choque cuerpo a cuerpo, pero con maña. Y así debe ser con cada decisión que se tome en la cancha.