Conforme avanzaba el Verano y se acercaba la fecha para que Jorge Luis Pinto ofreciera su último borrador hacia Brasil, había un nombre que casi siempre se metía en la eterna discusión de la posibilidad: Kendall Waston.
Su destacable torneo con Saprissa, donde al final no solo logró por fin meterse en la titular sino también convertirse en un referente en ataque, puso a una buena parte de la afición de su lado para empujar por una convocatoria, la que ayer finalmente llegó.
Por eso, el suyo fue un llamado de alguna forma esperado, pero también sorpresivo, por un lado, porque el espigado defensor apenas si sumó minutos en la listas de Pinto, pero por otro porque sus casi dos metros de estatura se probaron imposibles de frenar en los últimos campeonatos.
“La verdad es una bendición de Dios, siempre estuve pendiente a ver si iba a estar en la lista y por dicha y gracias a Él se dio. Es la respuesta a ese esfuerzo que venía haciendo”, aseguró ayer.
La noticia también sentó bien en el entorno, pues aunque la mayoría de la grada reconoce que su trabajo ante ese eventual viaje hacia el sur no pasaría por defender, el plus que aporte en ataque pesa.
Él, sin embargo, defiende que no quiere meterse en la lista definitiva solo a base de altura, pues se niega a pensar en la posibilidad de que al final sea solo su físico el que le compre el boleto a Brasil.
“No sé por qué debo estar, pero sí que quiero estar ahí y ganarme las cosas con trabajo. Por mi estatura y juego aéreo puedo ayudar, pero también hay otros aspectos que el profesor ve, no todo puede ser solo eso, tiene que haber más”, añadió.
Al final esa precaución no está de más, porque si bien esa carta de presentación suya está clara, él es uno de ese reducido grupo de seleccionados que llegan casi sin “minutos selección” a pelearse uno de los 23 cupos hacia el Mundial.
“Por eso no puedo confiarme, no cuando estoy tan cerca”, finalizó.