La celebración es en grande y no es para menos, la Selección cerró con broche de oro una hexagonal que tuvo como común denominador un factor en especial: la unión.
Ahí entra la unión de un grupo que pasó frío, patinó sobre nieve y que a pesar de tener boleto para el mundial de Brasil luchó por darle una alegría a un pueblo como sí aún no estuviera clasificado.
También está la fusión de la afición con la tricolor, esa que espantó los fantasmas del Estadio Nacional para transformarlo en toda una fortaleza que ayer se volvió histórica.
La victoria sobre México no es cualquier cosa, es un triunfo que se esperó desde hace 21 años, ya que última vez que la tricolor venció a los aztecas en el país fue en 1992.
Además esta Sele logró ganar todos los encuentros que tuvo en casa en la eliminatoria, logrando un 100% de rendimiento que nunca en la historia se había logrado.
Por eso la afición arropó a su equipo a pesar de perder en Honduras; ayer no había nada que reclamar, al contrario, había mucho que agradecer y por supuesto festejar.
“La afición se merecía esto, ahora hay que celebrar porque hoy no es una noche cualquiera”, contó el volante José Miguel Cubero.
El himno se cantó a pulmón y el agua ni el frío pudieron intimidar a una masa de gente vestida de blanco azul y rojo que lo único que quería era volver a celebrar.
El escenario era perfecto: boleto en mano a Brasil, casa llena, equipo completo y un indefenso México al cual todos querían hincar.
“Nos merecíamos esto todos, tanto jugadores jugadores como la afición. Queríamos romper esos años de no ganarle a México”, expresó Bryan Ruiz, anotador del primer golazo de la nacional.
Lo de anoche fue una noche mágica, de esas que se recuerdan con los años y con lo que se forjan más sueños de los que hay.
“Esto nos tiene que servir de parámetro para el mundial y hacernos creer que le podemos ganar a cualquier rival”, añadió Ruiz.
La especial noche finalizó con un gesto muy bonito que terminó de confirmar la comunión entre la Sele y su afición, pues al finalizar el encuentro nadie se movió de sus asientos para aplaudir a sus muchachos, quienes agradecieron las palmas con una vuelta olímpica.
“Es mucha la felicidad, yo le dije a los jugadores que íbamos a darle un premio a la afición y lo que me gusta es que también fue un premio para los muchachos que hicieron un excelente trabajo”, argumentó el técnico Jorge Luis Pinto.
Cada uno puso de su parte, técnico, jugadores y afición cerraron con broche de oro una hexagonal digna de recordar y enmarcar.