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¿Qué repercusiones siente que tendrá el Mundial en el fútbol costarricense?
La confianza del jugador costarricense de aquí para adelante mejorará. La personalidad que mostró y el respeto y la imagen que quedó en el mundo es invaluable. Ustedes (la prensa) se han dado cuenta de lo que dicen, lo que opinan, mejor que yo. El respeto por la expresión futbolística vale muchísimo.
¿Qué va a pasar con usted? ¿Sigue en el cargo o no?
La verdad no he pensado en eso. Sinceramente se lo digo. La primera posibilidad, sin duda, la tendrá Costa Rica. Vamos a mirarla, a dialogarla. Hay pros y contras, ahí veremos qué pasa.
En la Fedefútbol dicen que el problema sería competir con las ofertas que le pueden llegar...
Ustedes me conocen, el dinero no es mi vida. Puede haber ganado dinero en otro lado. Por encima de todo, está la estructura deportiva, el proyectar; hoy la gente no nos va a aceptar menos de lo que hicimos y eso cuesta.
¿Y si llegase una oferta de una selección potencia o de un club europeo?
No. De ir a alguna parte, iría a donde pueda trabajar con tranquilidad y organización. Pero, repito, no me vuelvo loco con eso ahora. Lo demás viene después. Ahora no hay que tocar temas de Pinto, sino de estructura, de proyectos.
¿Entonces lo económico no será un factor determinante?
El fútbol es hoy una cosa y mañana no es. La fama no es el fútbol. Esperemos a dialogar y ver las cosas.
¿Lo principal que se hizo en el Mundial fue su esquema?
El esquema depende de algunas circunstancias de juego y de los hombres que se tienen. Escribí en un periódico que a los jugadores costarricenses les encontramos el sistema. No todos los sistemas serán perfectos, de pronto nos hace falta algo, pero para hacer modificaciones habría que mirar dos conceptos filosóficos: cambiar el sistema o adaptar a los hombres a este.
¿A qué está obligado el fútbol tico ahora en cuanto a organización?
Se debe mejorar la formación del jugador y del entrenador. Eso será clave. Yo quisiera ver un equipo de chicos de 19 años con unos ocho o diez jugadores con 30 o 40 partidos internacionales. Así lo hizo Alemania, en un programa supervisado por su Federación.
¿Y si le ofrecieran a usted eso?
El problema no es eso. Es ejecutarlo, que crean en él. Alemania después de un bajón que tuvo en 1998 no tenía jugadores y montó un proyecto que le dio frutos.
Después de tres años en la Fedefútbol, ¿hay relaciones deterioradas con dirigentes o el equipo?
Yo no pienso en eso, hay confrontaciones sobre las que hay errores y sobre las que debería haber correcciones. Habrá personas que tienen que corregir y cambiar y yo también deberé corregir y cambiar. Lo único que hay claro es un camino determinado que es el del trabajo y la táctica en el entrenamiento.
¿Cuál es su itinerario ahora?
Voy a Costa Rica a estar en el recibimiento con los jugadores, y en la noche regreso a Brasil para ver si puedo ir al partido del tercer lugar y la final. Debo estar en lo que me gusta. Una final me enseñó mucho; cinco mundiales siguiendo a Italia también. Luego, entre el 28, 29 y 30 de julio, iré a un congreso internacional de entrenadores en Alemania con la élite. El fútbol no para.