Italia sacó ayer un negocio redondo del infierno de Manaos y superó 2-1 a una Inglaterra que durante muchos tramos del partido demostró que merecía salir de la Amazonia con al menos un punto.
Sin embargo, amparados en los goles de Claudio Marchisio (35’) y Mario Balotelli (49’), los italianos supieron canjear por tres puntos su mejor efectividad frente a la portería inglesa.
Con notable solvencia y equilibrio en sus líneas, los hombres de Cesare Prandelli ratificaron sus aspiraciones al título y superaron uno de los duros exámenes en el ‘grupo de la muerte’.
Inglaterra, en cambio, quedó obligada a jugarse la vida contra Uruguay, el próximo jueves en el Arena Corinthians, aunque le queda el aliciente de haber mostrado más sobre el terreno que los charrúas ante Costa Rica.
El arranque del cotejo dejó ver una selección inglesa mejor en ofensiva, apostando por el pase en corto, el desborde y los remates de media distancia que asustaron en serio al arquero Salvatore Sirigu.
Antes del gol, Italia no había hecho más que un par de remates sin puntería, pero contó con la fantasía de Andrea Pirlo para hacer de la tercera la vencida.
En un tiro de esquina, el capitán azzurro dejó pasar la pelota entre sus pies y abrió un portillo frente al área para que Claudio Marchisio soltara un derechazo imposible para el golero Joe Hart.
Inglaterra respondió de inmediato y emparejó el marcador tras una gran acción colectiva que Daniel Sturridge cerró sin marca en el segundo palo (36’).
Con el empate, el juego entró en un letargo que solo rompieron un globito de Mario Balotelli al 45’, que Phil Jagielka sacó de la línea y un remate de Antonio Candreva directo a la base del palo derecho.
De camerino. En la segunda parte, cuando parecía que Inglaterra hallaba otra fuente de peligro en los remates de media distancia de Sturridge, Italia marcó el segundo.
Un cabezazo de Balotelli dentro del área pequeña, tras un centro desde la derecha de Candreva, le dio a los azzurri una valiosa ventaja para atesorar.
Con el marcador de su lado, Italia ordenó sus filas, para hacer lo que mejor le sale: defender.
Los ingleses comprendieron que lanzar pelotazos contra el cerco italiano era gastar sus energías en vano. La apuesta fue, otra vez, desbordar con la pelota pegada al zapato entre la zaga rival, validos del buen toque de Steven Gerrard y la velocidad de Raheem Sterling.
A pesar de la desventaja, Inglaterra se apegó al libreto y, sin desesperarse, tuvo en las piernas de Wayne Rooney y Leighton Baines dos inmejorables ocasiones para empate el juego.
Sin embargo, primero fue la puntería del ‘10’ inglés y después el espigado arquero Sirigu quienes se encargaron de impedir el 2-2.
El partido consumió sus minutos y, aunque era claro que Inglaterra merecía mejor suerte, acabó comprometiendo su futuro en el Mundial Brasil 2014.
Italia, en cambio, amarró tres puntos de oro que son aliciente para buscar el viernes ante los ticos el pase a octavos de final.