Una Costa Rica optimista y agradecida fue la que vivió el primer y único juego de la Selección Nacional en una Copa del Mundo.
El 23 de junio de 1990, Costa Rica enfrentó a Checoslovaquia por la segunda fase de Italia 90, luego de haber hecho historia al derrotar a Escocia y Suecia apenas en su primera aparición mundialista.
La portada de La Nación ese día mostraba la imagen del guardameta Luis Gabelo Conejo con el tobillo izquierdo vendado y anunciaba que sería duda para el juego ante Checoslovaquia.
A pesar de la duda y del cartel de favorito de los checos, unas páginas más adelante el técnico Velibor Bora Milutinovic afirmaba que la Tricolor no le temía a nadie.
"Checoslovaquia no es invencible, se le puede ganar utilizando la velocidad", declaró el serbio a la prensa, y mientras afirmaba que saldrían en busca de un gol tempranero, dedicaba una parte de los entrenamientos a ensayar penales.
En las páginas del diario se apreciaba un país agradecido con la gesta que hasta entonces había conseguido el equipo tico. Anuncios de empresas nacionales para felicitar a la selección por el coraje mostrado se mezclaban con invitaciones a ver el encuentro en pantalla gigante en hoteles, discotecas, bares o restaurantes.
Era sábado, día de feria del agricultor, a donde muchos ticos irían tempranito a comprar cebollas a ¢70 el kilo, chiles dulces a ¢8 la unidad o papas a ¢73 el kilo, para regresar a sus casas antes de la 1 p. m. y poder ver el juego en televisores a color como los que las tiendas de electrodomésticos aún anunciaban en promoción a ¢40.000.
En los obituarios, todavía se publicaban esquelas en recuerdo del expresidente José Figueres Ferrer, fallecido dos semanas atrás. Y en el cine, por ¢120 la entrada, se podían ver éxitos del momento: La caza al Octubre Rojo, Fantasía, Mira quien habla, Nacido el 4 de julio y Sexo, mentiras y video.