Las inauguraciones de los mundiales de futbol han evolucionado en 70 años de ser un simple desfile de los equipos a convertirse en espectáculos con artistas de clase internacional y efectos especiales nunca antes vistos.
En el primer mundial en Uruguay 1930, la inauguración constó solo de un desfile de cada equipo con la bandera de su país y duró apenas unos minutos, previo al partido inicial.
Esto contrasta con la concepción moderna de lo que es un acto inaugural, donde abundan la música, las coreografías y los fuegos artificiales.
Aunque estos espacios nos han dado momentos espectaculares, suelen ser más modestos que los que se realizan en las Olimpiadas y suelen ser más comerciales, ya que no tienen tradiciones como la de la antorcha olímpica.
De ahí pasamos a Italia 1934, donde la inauguración se tiñó con colores políticos cuando los hasta los árbitros del primer juego hicieron el saludo fascista en honor a Benito Mussolini.
Ya en 1950, se empezó a realizar una mayor fiesta gracias a que los brasileños celebraban la apertura del estadio más grande del mundo: el Maracaná.
Durante la década de 1960, las inauguraciones se mantuvieron sencillas y sin grandes aspavientos. Fue hasta México 1970 que se dieron los primeros espectáculos como tales para abrir un mundial de futbol.
En Argentina 1978 ya hubo un show que duró cerca de 20 minutos y a partir de ahí ha ido creciendo en vistosidad hasta llegar a las marionetas gigantes que adornaron las calles de París para el mundial de Francia 1998.
En esa misma cita francesa fue donde la canción oficial de los mundiales empezó a adquirir relevancia durante la inauguración, cuando Ricky Martin participó con la famosa "La Copa de la VIda".
Uno de los momentos espectaculares en estos actos fue en Corea y Japón 2002, donde los asiáticos se lucieron con los juegos artificiales en Seúl.
Por último, muchos recuerdan a Shakira en el último mundial en Sudáfrica gracias a sus peculiares bailes y por el adorno que trajeron las famosas vuvuzelas a todo el acto.