La profesión de entrenador de fútbol se parece a la casa del jabonero: el que no cae, resbala.
Si en esta vida no tenemos nada seguro, tal máxima es dramáticamente cruel con los directores técnicos; para muestra, el alemán Holger Osiek.
A Osiek no lo salvó el hecho de clasificar a Australia al Mundial de este año, ya que dos palizas sufridas ante Brasil y Francia –las dos por 6-0– lo hicieron entrar a las lista de desempleados.
Para reemplazarlo, las autoridades australianas llamaron a filas a alguien de la casa: Angelos Ange Postecoglou.
Australiano de origen griego y de 48 años fue quien tomó la responsabilidad de dirigir al combinado australiano en su cuarta aventura mundialista, la tercera consecutiva y la segunda al hilo desde su migración a la confederación asiática.
Tuvo su estreno el pasado mes de noviembre, cuando los Socceroos se impusieron 1-0 a una pálida Selección de Costa Rica.
Postecoglou tendrá la misión de llevar a Australia en el campo minado que es el grupo B del Mundial, una zona que incluye a España, Holanda y Chile.
El 23 de octubre del año pasado tomó su nuevo cargo.
Llegó con el respaldo de cuatro campeonatos australianos con el South Melbourne (dirigió al tico Jean Carlos Solórzano) y otros dos con el Brisbane Roar.
Reto. Llevar a tres selecciones menores de los aussies a segunda fase en Mundiales Sub-17 (2001 y 2003) y Sub-20 (2001) fue la carta definitiva para su escogencia.
Ese es el reto ahora con el equipo mayor..., multiplicado por 100.
“Creemos en nuestra capacidad para vencer a cualquiera, sea cual sea el deporte y el rival. Hay que olvidarse de cualquier temor”, sentenció Postecoglou ante el reto.