Doha
El legendario Bora Milutinovic, entrenador que dirigió a Costa Rica en Italia 90', ve a Brasil, Argentina y Uruguay como los equipos americanos con más opciones en el próximo Mundial.
El histórico estratega que llevó a la Sele a la segunda fase de una cita planetaria, ve a los charrúas —rivales de la Tricolor en el Grupo D—, como uno de los candidatos a alzar la Copa.
Además, el técnico serbio abrió la puerta a la aparición de equipos sorpresa en el campeonato, como podría ser el caso de Bélgica, e instó a su añorada selección mexicana a olvidarse del duro grupo en el que ha quedado incluida.
"Por mi experiencia, México no debe preocuparse de Brasil ni de Croacia ni de Camerún. Lo que debe hacer es prepararse bien, tener un gran espíritu, y jugar al futbol con personalidad, porque va a tener al pueblo detrás", afirmó.
Este amante del ajedrez procedente de Bajina Basta (1944), al que su pasión por el futbol ha llevado por medio mundo, considera que Brasil organizará un torneo excepcional, puesto que es un destino muy especial para celebrar una Copa del Mundo.
"Será un Mundial en el que nos deleitaremos viendo buen futbol", pronosticó.
Milutinovic solo tiene buenas palabras hacia el actual campeón del mundo y hacia su seleccionador, Vicente del Bosque.
"Todo el mundo habla de su carisma, pero con carisma no se logran las cosas. Él es un líder que tiene visión, y tiene la experiencia de jugar con un gran equipo en España. Sabe escoger jugadores, se mete en su equipo y por eso es campeón, no por ser carismático", opina.
El palmarés de Bora es irrepetible: además de dirigir a cinco selecciones en un Mundial, México (1986), Costa Rica (1990), EE. UU. (1994), Nigeria (1998) y China (2002), logró el hito de clasificar a cuatro de ellas para la segunda fase.
Cuando habla de sus equipos se refiere a cada uno de ellos con un cariño especial, sobre todo hacia la tricolor mexicana, que debe calificarse —según su criterio—, "porque desde 1994 participa en todos los mundiales y tiene varios jugadores de nivel internacional, aunque su actuación dependerá de cómo se preparen en todos los aspectos, sobre todo el mental".
¿Qué significa un Mundial para uno de sus entrenadores insignia?
Para Bora, es algo tan especial como un sueño, en su caso repetido cinco veces, en los que ha vivido sensaciones que ni siquiera se pueden describir.
"En México '86 antes del partido contra Bélgica, no funcionaba el sonido para reproducir los himnos, por lo que nuestro capitán, Tomás Boy, llevó al equipo al centro del campo y comenzaron a cantar el himno, y todo el estadio acompañándoles. Para mí fue un momento indescriptible", recuerda.
Y con una amplia sonrisa evoca que "cuando nos despedimos del Mundial, no podíamos ir por la calle, lo que demuestra que la victoria no es lo único, sino que el esfuerzo es lo más duradero".
Cuatro años más tarde, Milutinovic obró un nuevo milagro al frente de Costa Rica, al batir en primera fase a Escocia y Suecia y conseguir el pase a la siguiente ronda.
"Cuando regresamos al país, mientras estábamos en el aire, había cientos de aficionados saludándonos desde abajo con reflejos de espejos, fue muy especial", relata efusivamente.
Como buen amante del futbol, recuerda la primera vez que presenció un Mundial como espectador, en Suecia en 1958, ya que por aquel entonces dos hermanos suyos jugaban en la selección nacional.
Bora, que tenía 14 años, viajó hasta el país escandinavo en tren "sin pagar, porque no teníamos dinero ni para pagar un billete de tren", y se dedicó a limpiar las botas de sus hermanos.
"También vi a Pelé en Estocolmo cuando debutó, y todos me decían 'ése es un futbolista, no como tú'", narra entre risas esta memoria viviente del fútbol del último medio siglo.