Costa Rica tuvo un juego muy deficiente a nivel colectivo e individual y aunque puso entrega, tácticamente estuvo mal. La mayoría de jugadores bajaron su nivel, a excepción de Esteban Alvarado y Johan Venegas, puntos altos en el partido, y eso influyó para que se viera un desempeño muy por debajo de lo esperado.
Costa Rica pecó al abusar del pelotazo por lapsos y aunque hay un mérito del rival, porque El Salvador apretó en la mitad, fue agresivo e intenso, no se vio la calidad de jugadores como Celso Borges y Bryan Ruiz para generar fútbol, se careció de una propuesta con posesiones largas, buenas transiciones o un plan bien estructurado para ir al frente.
A esto se suma que la defensa se mostró frágil y no pudo contener los ataques del rival, pese a utilizar tres sistemas de juego: 1-4-2-3-1, 1-4-4-2 y 1-5-4-1.
Los cambios de esquema no dieron frutos, ya que le filtraron balones a las espaldas de los centrales, las distancias entre las líneas no fueron las adecuadas, los laterales tuvieron problemas para controlar a los volantes y Roy Miller tuvo un partido muy flojo.
La Selección Nacional perdió lo mejor que tiene, calidad individual, buena circulación del balón y juego colectivo, por lo que apostó a correr e intentar meter y no supo cerrar el juego.
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