Herediano tiene dos insignias. Dos jugadores que forman parte de esa columna vertebral que se congració con la afición florense con un título y un buen paso en la Liga de Campeones de Concacaf.
Son dos pilares que sostienen una buena parte del dibujo táctico en la cancha, así como la unión de grupo en el camerino. Son dos de los líderes rojiamarillos.
Son José Miguel Cubero y el capitán Pablo Salazar.
Cubero, volante de contención, es el jugador más completo que tiene el Team: marca, va bien arriba, sabe distribuir y hasta tiene buena llegada al área. A eso le agrega compromiso con sus colores y con la profesión. Más bien es extraño que aún juegue dentro de las fronteras costarricenses.
Mientras tanto, Salazar, defensor central, mejoró barbaridades en su juego en los últimos años y ahora es uno de los zagueros más regulares del país.
Tiene buena velocidad, no falla una cobertura y si hay que ir a cabecear, tiene lo suyo.
Con esos argumentos, el primero es titular en una Selección Nacional llena de legionarios. El segundo por lo menos ya fue llamado a un par de compromisos.
Ambos dirigen cada una de sus líneas del campo.
En la mediacancha, la voz cantante la tiene Cubero, quien durante un partido se le puede ver regañando, apoyando o simplemente corriendo para dar el ejemplo.
En la parte baja, el don de mando es de Salazar, quien tal vez no es tan expresivo como su compañero, pero definitivamente no le tiembla la garganta si hay que hablar.
Sin duda, los dos son valores insustituibles en la alineación del Team. Lo son con Claudio Jara, al igual que con Orlando de León, Alejandro Giuntini u Odir Jacques.