Don Víctor Jiménez Navarro me envió un correo provocador. Dice que él y unos amigos creen que Jonathan McDonald tiene condiciones para estar en la selección. ¡Y pregunta mi opinión! Sé que la respuesta creará escozor en muchos, para quienes el delantero manudo es el mismo “pisuicas” vestido de futbolista.
Ningún jugador ha sido objeto de más burlas, odios y yo diría que temores. Tiene una colección de episodios trágicos para su expediente, su equipo y su afición. El “zapatazo” es el más recordado: una mezcla de impotencia y humor negro, que bien pudo pasar en cualquier mejenga callejera, mas no en un clásico.
Esos desplantes a la cordura se pagan. Y McDonald los ha pagado con creces. Pero me gusta que nunca se ha rendido, que “se terapea de lo lindo” y vuelve con la consigna de que nunca más va a pasar, aunque las buenas intenciones no le duran tanto como quisiera.
Tiene pinta de peleador de callejuela, indomable a pesar de los golpes del rival y de sus propias caídas. Y no sobra la gente con ese temperamento. Hay que saber encausarle esos arrebatos, ese ímpetu provocador que despliega a todo pulmón y esos aires de chico malo que no se deja de nadie.
Porque a mí me parece un futbolista diferente. Sabe pivotear ante cualquier defensa, juega bien a la espalda de los marcadores, tácticamente es aplicado, nunca da una pelota por perdida y tiene gol. Es un “llanero solitario” perfecto para jugar frente a defensores robustos y leñadores.
Si los líderes de la Selección saben manejarlo y echarle una mano al seleccionador, Jonathan puede ser un arma valiosa. Ningún jugador, desde la partida de Saborío, es capaz de recibir tantas patadas, de chocar sin esconder la carrocería, y de inquietar a los maldosos defensas que gustan intimidar.
No está en la Selección por cuestiones extra futbol. Puede que nunca más lo esté. Pero los grandes entrenadores son los que saben sacar provecho de estos tipos difíciles, los que pueden canalizar esa fiereza en pro del grupo, los que saben alimentar el ego sin que el yo esté por encima del nosotros.
En fin. Yo le daría una nueva oportunidad en la Selección. La madurez a veces tarda para algunos y el “Mac” puede que la haya encontrado en un año donde la tristeza de su equipo contrasta con su afán de goleador. Es el único que nunca se ha rendido en esta temporada de olvido y eso le suma puntos a su faceta de futbolista redimido.
No hay muchos, pero él es uno de los que pueden ponerse la camiseta de la Sele antes de que salga la lista definitiva. Otro es Wilmer Azofeifa, el volante de contención que tiene la clase y recursos de un creativo, buena pegada y coqueteo con el gol.
Elías Aguilar también seguirá en el ojo de la polémica. Mientras sea la inspiración del Herediano, su convocatoria será tema obligado. Igual pienso que Ramírez debe darle la oportunidad de rendir con la roja al nivel que lo hace con la camisa florense. ¡Su última oportunidad!
Imagino que ahora será a mí a quien le han de llover zapatazos virtuales y madrazos de cantina.