Nueva Jersey
Hace 28 años, en 1989, Carlos Villalobos decidió marcharse de su terruño para cumplir con su sueño de ser médico, para lo cual debía buscar nuevas oportunidades.
Por eso alistó sus maletas y migró a Nueva Jersey, Estados Unidos, donde empezó una travesía que no planeó, siempre con el recuerdo de la patria que dejó atrás.
En suelo nacional vivía tranquilo, asegura, pero quería algo más que finalmente encontró en el norte del continente.
"En aquel tiempo, cuando le hablaban a uno de la medicina estadounidense, era como de otro mundo y eso fue lo que me hizo venir a este país", recuerda minutos después de que terminara su almuerzo en Banderas Deli and Restaurant, un lugar de comida costarricense ubicado en Summit, Nueva Jersey.
En esa zona hay muchos ticos, al igual que en Springfield, de donde es Carlos. Él es uno de los cientos de aficionados residentes en Estados Unidos que se preparan para ver el partido de la Selección Nacional ante Honduras, este viernes (7:36 p. m.).
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Villalobos echa el casete para atrás y cuenta cómo sus metas fueron tomando diferentes colores y, tiempo después, sabía que permanecería mucho tiempo en este estado norteamericano.
Su sueño de estudiar medicina se fue diluyendo, sobre todo por los altos precios, pero luego de casi siete años de trabajar en diferentes áreas, un amigo lo impulsó a crear su propio negocio.
"Me hice de un amigo uruguayo y él dijo que no podía ser empleado de la empresa toda la vida, que hiciera algo y me motivó a empezar mi empresa, que ya tiene 22 años", expresó.
Su compañía se encarga de la restauración de casas y pintura. Esto le permitió establecerse en un lugar al que le está eternamente agradecido; sin embargo, asegura que sigue sintiéndose tan costarricense como hace 28 años.
"El sueño americano para mí ha sido excelente", afirma sin dudarlo.
Sus hijos nacieron en Estados Unidos, pero día a día se encarga de inculcarles costumbres costarricenses. Una buena oportunidad para eso es cuando juega la Selección Nacional.
"Es el momento para sentirse en Costa Rica. Cada vez que la Sele viene se puede decir que casi todos vamos a apoyarla al estadio".
Otras de las maneras en que trata de mantener la cultura tica en su familia es con la comida.
"Aunque estemos a miles de millas de distancia, quiero que ellos siempre tengan a Costa Rica presente. Lo intento siempre con diferentes cosas, como que no les falte el gallopinto, de tener el acento presente y les enseñé a hablar español", expresó.
Él dice que sus hijos son mitad ticos y mitad "gringos" y su función es que eso no se pierda, pese a que nacieron en Estados Unidos y el contacto con Costa Rica es de una a dos veces por año.
"Para mí Costa Rica es el país número uno, lo llevo siempre en el corazón, todos los días, pero quiero mucho a este país porque me ha dado todo", concluyó.