La Selección Nacional no tuvo conexión entre la zona defensiva y la ofensiva. Además de que generó pocos pases, la Sele no pudo armar de forma colectiva un ataque al área de Brasil.
Con el regreso del sistema táctico 5-4-1, Óscar Ramírez apostó por el juego por las bandas y con este sistema Costa Rica pierde su creativo. La idea del timonel era explotar la velocidad de sus bandas: Rónald Matarrita y Christian Gamboa.
El funcionamiento ideal dictaba que Matarrita debía tener sociedad con Johan Venegas, mientras que Gamboa lo tenía que hacer con Bryan Ruiz.
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La aplicación fue otra, por la derecha Gamboa buscó a Ruiz, pero Bryan no pudo conectar con él, mientras que el sector izquierdo fue más efectivo.
Matarrita hizo cuatro pases a Venegas, misma cantidad de veces que el jugador del Impact Montreal buscó al debutante con la Mayor.
Por otra parte, Christian sí buscó a Bryan a tal punto que le dio el balón en siete ocasiones, pero el capitán apostó por la individualidad luego de recibir la pelota.
Otro detalle que se denotó del juego que hizo la Selección fue su poca profundidad en el ataque. La mayoría de pases se dieron en la zona defensiva, mientras que los delanteros apenas si funcionaron en algunas ocasiones como puntos de apoyo.
Borges apenas pudo asociarse con Gamboa seis veces, cuando el defensor buscaba desahogar. El segundo futbolista con el que más pasó la pelota fue Yeltsin Tejeda, pero no hubo enlace con los medias puntas y el artillero.
Costa Rica dejó claro que las bandas serán uno de sus pilares en la era de Óscar Ramírez, pero también se deduce que el trabajo debe ser arduo en busca del volumen ofensivo.