Redacción. EFE El segunda base dominicano Robinson Canó se presentó como nuevo pelotero de los Marineros de Seattle y dijo sentirse feliz con su nuevo equipo que le pagó $240 millones por los próximos 10 años, mientras que los Yanquis de Nueva York ofrecieron la misma imagen durante la presentación del jardinero Jacoby Ellsbury.
Canó, de 31 años, aparte de mostrar su “felicidad” con el nuevo contrato, el cuarto mayor en la historia del béisbol, quinto que supera los $200 millones, también denunció que no recibió el “respeto” que se merecía por parte de los Yanquis, su exequipo.
Motivo, porque solo le ofrecieron un contrato por siete temporadas y $170 millones, oferta que los Yanquis dijeron que se la hubieran dado a cualquier pelotero con las características y edad de Canó.
La filosofía de los directivos de los Yanquis es no ofrecer un contrato por 10 años a peloteros que ya han superado los 30, así de simple, sin importar el profesional que sea ni los números que tenga.
De hecho todo el mundo coincide que el contrato de 240 millones que le han dado los Marineros a Canó es un auténtico desastre desde el punto de vista económico.
Nadie cuestiona que los Marineros serán un mejor equipo de cara a la próxima temporada, pero para estar entre los que compitan por el título de la Serie Mundial todavía les toca recorrer un largo camino.
Todo lo contrario de lo que sucede con los Yanquis, que por $283 millones han conseguido a tres jugadores de calidad como son el propio Ellsbury, el receptor Brian McCann y el jardinero puertorriqueño Carlos Beltrán, que pueden darle mucha más producción que la ofrecida por Canó.
El toletero dominicano insistió que la diferencia de $65 millones no fue la razón del rechazo de la oferta de los Yanquis sino que no le tuvieron el respeto que se merecía.
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