Tras el ajustado final que tuvo el juego, los aficionados ramonenses profirieron gritos, protestas y hasta botellas lanzaron contra los árbitros.
En la cancha, algunos de los jugadores de ambos equipos se encaraban en medio de las celebraciones e hicieron amago de irse a los golpes.
Hasta el técnico de los barveños, Jorge Argüello, tuvo que intervenir para separar a algunos de sus muchachos, que dejaron la alegría al lado para enfrentar a la barra rival, que ayer llenó siete autobuses de “moncheños” con tal de apoyar a su equipo.
Al final, los jerarcas de la Federación Costarricense de Baloncesto tuvieron que desistir de hacer la ceremonia de premiación que tenían programada y realizar una escueta entrega del trofeo de campeón al capitán barveño en una de las oficinas del gimnasio.