Londres. AFP y EFE. Se distinguieron por sus vestidos rojos y morada, así como por el buen humor que mostraron en los Juegos Olímpicos de Londres.
Ellos son los 70.000 voluntarios, quienes permanecieron con una sonrisa imborrable en sus rostros durante las justas.
El trabajo de jóvenes y de adultos jubilados resultó vital. Desde guiar a los espectadores en el Parque Olímpico hasta custodiar las acreditaciones de los atletas mientras competían.
Oriundos de 70 distintos países, desde Canadá hasta las Islas Salomón, pasando por el Gran Bretaña o España, ellos invadieron Londres.
También hubo voluntarios de Brasil y Rusia, quienes acudieron para prepararse con miras a los Juegos de Río 2016 y las justas de invierno de Sochi 2014 (Rusia).
“Nos dijeron que fuéramos amables, pero no hacía falta ningún consejo. Cuando estás aquí tienes ganas de disfrutar y hacer que la gente disfrute”, contó Rashid, quien estuvo en el recinto ExCeL , sede del boxeo y artes marciales.
Sus funciones abarcaron desde guiar a los visitantes por todos los recintos deportivos, traducir letreros y consejos, controlar los accesos, ayudar a los periodistas o, incluso, sostener unas manos enormes de color rosa señalando la salida del Parque Olímpico.
No acapararon la atención del velocista Usain Bolt o del nadador Michael Phelps ni tampoco aparecieron en ningún medallero, pero este ejército de voluntarios, vestido de color morado y con una sonrisa imborrable, se ganó también la presea de oro de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.