Santa Bárbara. Todo título nacional se forja con esfuerzo, trabajo y dedicación, aspectos que mostró Santa Bárbara ayer para proclamarse monarca de voleibol.
La victoria fue fácil pero bien trabajada, pues el 3-1 que le propinó a la UNED fue una verdadera lección de trabajo en conjunto.
Laboriosas y entregadas, las heredianas se dejaron en el bolsillo la mayoría de sets que se jugaron, el título de campeón y la fiesta en su casa, el Gimnasio de Santa Bárbara.
El primer set fue una completa muestra de motivación, esa que se ganó el equipo desde el jueves pasado con la aplastante victoria de 3-0 que extendió la final a un tercer y último juego.
La primera manga fue todo entrega, ambos equipos salieron a dar el todo por el todo pero la calidad solo se impuso de un solo lado.
Con un contundente marcador de 25-18, las barbareñas enviaron su primer mensaje claro de que habían llegado con toda la intención de evitar que el trofeo se fuera rumbo hacia San José.
Esa contundencia fue repartida por los buenos servicios de la pequeña jugadora (de estatura, porque de calidad es enorme) Mónica Picado, quien distribuía balones con la precisión de un reloj suizo.
Para el segundo asalto las visitantes iniciaron bastante bien su intención de remontar el marcador, sin embargo la cuerda se les acabó a mitad de camino.
En un abrir y cerrar de ojos las acciones habían favorecido a las heredianas 25-21, en uno de los sets más reñidos de la velada.
Sin embargo, las universitarias quisieron ponerle la tarea difícil a las locales a partir del tercer set, al vencerlas 25-20.
Empero, la corona ya tenía nombre, por lo que sin transpirar mucho las barbareñas ganaron el último set con facilidad 25-8, para así iniciar la celebración del título y de una noche que fue solo suya.