San Isidro de El General. El JPS-Giant perdió a Juan Carlos Rojas para la última batalla contra el colombiano Óscar Sánchez, quien llegará a la fracción final de la Vuelta a Costa Rica vestido de dorado.
Una aparatosa caída acabó con la carrera para Rojas, luego de que terminara en un precipicio en el vertiginoso descenso hacia el centro de Pejibaye, meta de la undécima fracción de la Vuelta tica.
Urgido por descontar segundos, el Rey soltó frenos en los últimos metros del tramo, justo cuando era rebasado por un grupo de corredores que se enfilaban hacia la meta.
Ese embajale final fue precisamente un sprint que a la postre le otorgó a Paulo Vargas (BCR-Pizza Hut) su segunda victoria en el giro .
El accidente dejó al bicampeón fuera de la competencia y a la Vuelta sin su tercer mejor corredor; pero, sobre todo, le quitó a Costa Rica una de sus principales cartas para soñar con el milagro de arrebatarle el título a Colombia.
Última oportunidad. Hoy la edición 48 de la Vuelta a Costa Rica se despedirá con el tradicional ascenso al Cerro de la Muerte, el terreno escogido para la última batalla del JPS-Giant en su desafío de dejar la corona de campeón en el país.
La tarea recaerá ahora exclusivamente en lo que pueda hacer el joven Román Villalobos, hasta hoy el mejor de los ticos en competencia pero que ahora se ve amenazado por la pérdida de su principal escudero para el empinado cierre.
El problema para la Junta es que se queda sin un par de piernas con las fuerzas necesarias para aguantar el castigo del macizo, y la experiencia acumulada para comandar en carretera el ataque.
Villalobos, quien ayer encontró la fórmula para recortarle siete segundos al líder, mira la cima a 54 segundos de diferencia, y ahora cifra sus esperanzas en el cobijo que le puedan dar sus compañeros, la mayoría acostumbrados a figurar en terrenos más planos.
El GW-Shimano, en cambio, tiene un numeroso grupo de sus escarabajos para arropar al líder, con la ventaja de que ahora deberán mantener en la mira a un solo corredor.
La Vuelta agoniza y con ella las esperanzas ticas de meterse en lo más alto del podio.
Villalobos sigue vivo, pero el macizo Buena Vista no conoce de nacionalidades: hoy castigará por igual a propios y extraños.