Por José Antonio Pastor P.
n La lluvia ha sido el gran enemigo de la Copa del Café, en 50 años.
Aunque muchas veces fue necesario suspender encuentros, en la edición del 2001 las precipitaciones llevaron a posponer hasta 77 partidos en las primeras dos jornadas.
Esto suele convertirse en un dilema para la organización, que debe acomodar el calendario de juegos, y obviamente para los jugadores, que viajan de un torneo a otro con itinerarios muy ajustados.
Aquel año, los naipes resultaron ser la mejor forma de pasar el tiempo a la espera de que asignaran canchas bajo techo. Unos pocos se entretuvieron con lecturas y otros se las ingeniaron para sacar un juego de dominó. Dichosamente, a partir de la tercera fecha, la Copa se desarrolló con normalidad.
Años antes, en 1995, no hubo final masculina de sencillos.
Un virus –que dejó en cama a siete jugadores durante la Copa– impidió que el austriaco Clemens Trimmel se presentara a disputar el último encuentro frente al yugoslavo Djordje Matijasevic.
Para satisfacer a la afición que abarrotó la cancha-estadio del Costa Rica Country Club, los organizadores montaron un partido de exhibición entre el nuevo monarca y el alemán de origen yugoslavo Tomas Zivnicek. Una buena salida.
Dos hechos peculiares, la lluvia y un virus. Sin duda, la Copa dejó muchísimas anécdotas a lo largo de 50 años de existencia. Momentos divertidos, sustos y mucha camaradería retratan un certamen único en el Circuito Junior de la Federación Internacional de Tenis.
Aquí repasamos otras más, cargadas de hechos y protagonistas.