Cada vez que un tico es eliminado en la Copa del Café recordamos el nombre de Fred Thome, el primer costarricense que nos llevó a suspirar a ese ansiado último juego.
Ya lo había intentado en cuatro ocasiones, pero fue en la quinta ocasión que la jugó, en 1984, en la que su tenis llegó a su cúspide en la categoría juvenil y llegó a la final ante el estadounidense Shelvy Cannon, quien llegaba sin perder un solo set en el torneo.
Pero antes de relatar ese juego, se debe repasar todos los antecedentes de Thome, pues la proeza no llega por casualidad.
Su primera participación fue a los 12 años, algo inquietante ya que es un campeonato donde participan jugadores de hasta 18.
En las dos primeras ediciones cayó ante el inglés Patrick Hughseman, quien lo superaba con creces hasta en la altura.
Regresó en 1981, pero también perdió rápidamente, pese a que ya cargaba el peso de ser el favorito de los costarricenses.
En 1982 se fue para Estados Unidos a un intercambio, eso marcó un antes y un después en su tenis, ya que adquirió un nivel que no existía en Costa Rica.
“Tenía torneos juveniles todos los fines de semana contra jugadores de muy alto nivel, como Pete Sampras”, recuerda el hermano mayor de los Thome.
Con ese cambio, volvió a la Copa del Café en 1983, cuando cumplió y empató la marca de Mario Delgado de llegar a cuartos de final.
Allí cayó ante Guillermo Rivas, que lo superó ampliamente con un 6-2, 6-3, según el libro conmemorativo de José Antonio Pastor, 50 años de la Copa del Café.
Cada uno de esas caídas lo preparó y le enseñó a jugar ante un público exigente como el de este torneo, a tomar los vítores y convertirlos en un centímetro más de alcance, en un milímetro más de precisión en el saque.
“El hecho de estar frente al público tico se convierte en una quinta marcha, es una ventaja jugar en casa”, afirma Fred.
1984. Thome repitió su hazaña de llegar a cuartos de final, donde tendría que enfrentar al mexicano Agustín Moreno, el sembrado dos del torneo en ese año.
Ese fue el principal reto hasta el momento, pero lo superó en tres sets, para alcanzar un nivel sin precedentes para un costarricense, a dos partidos de ser el campeón.
A partir de ahí entró a jugar otro obstáculo, ese que quiebra hasta el más grande, ese del que ni el más talentoso puede escapar: el cansancio llegó al cuerpo del tico.
En las semifinales jugó contra el checo Cyril Suk, se fue a un tercer set y las esperanzas parecían terminarse cuando iba perdiendo. Hoy Thome no recuerda cómo le ganó, pero lo hizo.
Allí cayó en la extenuación y eso fue factor determinante en la derrota junto a su hermano Kenneth en la final del Torneo de Naciones.
“Cuando estaba calentando para la final, estaba cansadísimo. Me dolían hasta las pestañas”, grafica el extenista, que ahora trabaja en la industria de la aviación.
Ya en la final contra Cannon, un rival que había arrasado en todo el torneo, perdió el primer set.
Eso lo pudo haber sepultado pero sacó fuerzas de su valentía y ganó el segundo set en la muerte súbita, enviando el duelo a una definitoria tercer manga.
El estadounidense subió su juego en esa última disputa y ganó 6-2, pero el nombre que destacará para siempre en ese año de 1984 de la Copa del Café será el de Fred Thome, el primer tico que llegó a una final.